1
Soy la ladrona de los caramelos,
ante tu tienda
mis dedos se quedaron pegados,
y no conseguí
llevarme ninguno a
la boca
2
Qué estupidez
al mínimo roce,
mi corazón se abre.
3
Golpes en la puerta
¿Quién es?
Escondo el polvo de mi soledad
bajo la alfombra,
compongo mi sonrisa,
y abro
Maram al-Masri, Cereza roja sobre losas blancas,
Granada, Comares, 2002
(a) Estos no son más que algunos de los primeros poemas del libro. Lo que más me seduce de ella no es cada uno de sus poemas, sino dejarme mecer por la lectura azarosa de tres, cuatro, cinco poemas suyos. De ese modo, me encuentro con una actitud ante la vida me atrae y me ayuda a recrear la mía. Por eso, os propongo que toméis estos poemas como una invitación a leer alguno más:
http://viajesdepapel.blogspot.com/2006/05/cereza-roja-sobre-losas-blancas-poesa.html
http://www.canal-literatura.com/Maram-Al-Masri.html
(b) Identifico la actitud de la que hablo con lo mejor de la tradición árabe-mediterránea y, por si pensarais que mi comentario es un gesto vacío, os propongo que leáis este poema:
El joven dormido
Delgado como una rama,
la gracia de su cuerpo robada por el sueño,
dormía, la mejilla
rezumando sudor, y pensé al verlo:
Esas rosas se riegan con su propio rocío
Está escrito por Russafa ar-Rusafí (podéis encontrar en Hiperión una antología) , poeta árabe del siglo XII que nació en Ruzafa, ahora un barrio de la ciudad de Valencia y en el que, a mi entender, habitan sensaciones muy próximas a las de los poemas de Maram al-Masri.
(c) Una manera de describir lo que me atrae de los poemas de Maram es el juego continuo entre tres polos: su conciencia, su cuerpo y el otro. Y lo llamo 'juego' porque no siento que las transiciones sean violentas y porque siento que siempre son incompletas. La poeta ha descubierto que la vida se encuentra en ese movimiento entre los polos, sin quedar aprisionado en ninguno de ellos: ni en la conciencia distante ni en el cuerpo ciego ni en la entrega al otro. Mas también en la incapacidad de renunciar a la conciencia, al cuerpo o al otro. Cada poema es como un fotograma en el que ese entrelazamiento se palpa.
(d)
Golpes en la puerta
¿Quién es?
Escondo el polvo de mi soledad
bajo la alfombra,
compongo mi sonrisa,
y abro
Uno podría pensar que se trata del gesto hastiado de quien reprime sus sentimientos para mostrar su mejor cara a quien golpea la puerta, pero el poema no me deja esa sensación abotargada, sino que despierta mis sentidos. Influye en ello la conciencia de que uno solo esconde el polvo de su soledad por un rato y de que uno compone la sonrisa para abrirse al otro. No es represión sino el encuentro con una oportunidad, si bien aprovecharla requiere de un esfuerzo inicial, un esfuerzo respaldado por las costumbres, pero que la poeta aprovecha abrirse a quien llama. Uno se queda en el gesto de mover el picaporte, en la oportunidad del encuentro, que solo deja transitoriamente la soledad bajo la alfombra.
(e)
Qué estupidez
al mínimo roce,
mi corazón se abre.
Este poema es tan sencillo! 'Qué estupidez' --¿se lo dice a sí misma o se lo dice a otros? Parece una manera de decirnos 'Soy adulta y, sin embargo....'. 'Al mínimo roce' -es el roce del amante pero también de la madre, de la amiga o del amigo. En ese roce, están todos los roces, esta el otro. 'mi corazón se abre' -de nuevo el estereotipo 'corazón' que aquí ayuda a subrayar la sencillez de la experiencia y cuán arraigada está en ella. 'No pretendo decir nada nuevo, esto me pasa'. Y, de nuevo, el encuentro con el otro (a través del roce, de la mirada cuando nos dice 'qué estupidez'), con el cuerpo (el roce de nuevo) y la conciencia de que ciertas cosas, las que importan, se le imponen.
(f)
Soy la ladrona de los caramelos,
ante tu tienda
mis dedos se quedaron pegados,
y no conseguí
llevarme ninguno a
la boca
(g) Creo que no hace falta que diga nada más para que veáis cómo leo este último poema, el primero de su libro. Citaré tan solo el comentario de un poeta árabe, Adonis (http://amediavoz.com/adonis.htm), que aparece en la contraportada del libro y que recoge el núcleo de lo que Maram me hace sentir: “Dos cosas me atan a la escritura de Maram al-Masri: la primera reside en que da una forma lingüística a su feminidad, vivida e imaginada, en su percepción de la pureza original, y que en esferas de palabras, sentimientos e impresiones, se desliza a rienda suelta, desbocada por los laberintos del sexo.La segunda es que todo lo anterior lo traduce con una escritura como si surgiera antes que el arte, como si fuera un mero informe o un proyecto, como si la escritura fuera una cuestión orgánica y no técnica. Lo traduce con la pasión de un estilo cotidiano, sencillo, cálido, incontenible, que a punto está de chocar con su cuerpo, pero que casi se detiene al borde del lenguaje.”