miércoles, 30 de abril de 2008

Adonis -propuesta de Nuño

1

Árbol de Oriente

Me convertí en espejo:
reflejé todas las cosas,
transformé la ceremonia del agua
y la vegetación en tu fuego,
mudé la forma de la invocación
y la voz.

Comencé a verte doble:
tú y esas perlas que nadan en mis pupilas.
El agua y yo nos hicimos amantes:
nazco en nombre del agua,
el agua nace dentro de mí.
El agua y yo nos convertimos
en hermanos gemelos.


2

Clima de los brotes

Por aquí pasó Ícaro.
Acampó bajo las hojas lívidas
inhaló el aroma del fuego
en las alcobas del verdor, en los brotes suaves.
Agitó,
sacudió el trono, buscó refugio,
plegó sobre sí las alas cual tienda de campaña.
Embriagóse luego y echó a volar…

Pero no se abrasó –aún no- Ícaro.

Libro de las huidas y mudanzas por
los climas del día y la noche
(1963)
(Traducción de Federico Arbós)



Ante la revitalizante propuesta de Pepo sobre los poemas de Maram, pensé en un principio retirar la que, desde hace un mes, tenía preparada. Incluso busqué su sustituta, pero en el proceso de su formalización me convencí de que por varias razones debía mantener la oferta originaria de estos dos poemas de Adonis. La primera de ellas, porque los mundos poéticos de Maram y Adonis, a pesar de las muchas y evidentes confluencias que les acercan, divergen, sin embargo, de tal manera que la presencia de ambos permite al lector, a nosotros mismos, aproximarnos, un poco al menos, a la diversidad y riqueza de la poesía árabe en general. La segunda, y me centro ya en Adonis, porque el paisaje poético que, en ningún caso, desdeña incorporar la atmósfera lingüística de ciertas tradiciones islámicas, el viento simbólico que sopla en muchos de sus poemas largos (para mí verdaderos “cantos”) y la presencia de referentes históricos y de una sensibilidad social como encarnadura afectiva del fondo poético, hacen de Adonis un escritor en un polo muy lejano al de Maran. Y por último, el tanteo acuciante de comprobar los límites del lenguaje, llegando a veces a sacrificar el sentido real de los términos en aras de su propio valor fónico; en este sentido Adonis se acerca a nuestras vanguardias. De todas formas, leer hoy a Adonis tiene mucho que ver con la celebración de la poesía y con la alegría de poder palpar hoy las raíces de un pasado poético común.

miércoles, 23 de abril de 2008

Aníbal Núñez -propuesta de Fernando


LA MUCHACHA CIEGA

(Millais)

Te has sentado de espaldas a un arco iris doble
que no ves pero sientes: tus mejillas
aún húmedas de lluvia se encienden –ha venido
el sol tan de repente, con tan buenas
palabras, que el rubor… -- En tu harapiento
regazo se entreabre
tu anciano acordeón con un suspiro.

Oyes pastar, revuelo de plumajes
azules. La campana
del santuario gótico está a punto
de tocar a oración. Tu frágil guía
olfatea en tu mantilla: huele a hermana
mayor, a estambre húmedo,
a todos los caminos.


Por fijarme
en una mariposa roja y negra,
que se posó en tu hombro sin que tú lo notaras
--así llega la muerte a los arcángeles--,
no he visto que tu mano
derecha acariciaba una corola
blanca. ¿Cómo has sabido que era blanca?

Aníbal Núñez (1944-1987)


Los editores de su Obra poética en dos tomos en Hiperión dicen en la contraportada: “no hay comparación posible entre esta obra y la de sus contemporáneos. Quienes le conocimos sabíamos que era él el poeta”. Era salmantino, paisano y del mismo año que José Miguel Ullán, por ejemplo (eso os da una idea de la intención de la frase). Murió de una de esas enfermedades que en los años ochenta se llevaron a tantos buenos, a los que Lou Reed dedicó su mejor disco, Magic and Loss en 1992. Yo lo veía pasear por Salamanca (el era algunos años mayor que yo y, aunque compartíamos amigos, no éramos más que conocidos) con la mirada triste de quien ve su ciudad como la metáfora de su mundo. Alzado de la ruina es, desde mi punto de vista, su mejor libro. Ecologista radical cuando nadie lo era, compasivo, tierno, pintor de colores pastel y formas suaves, su poesía es a la vez denuncia de un paisaje y de un mundo en destrucción. Fue herido por unos tiempos duros: la movida de los ochenta tuvo muchas caras. Su poesía es hermética, perfecta, culta y sin embargo cala en lo profundo como pocas, aunque a veces necesita dos o tres lecturas. Este poema, como él, también físicamente, me recuerda a Rilke. Podéis encontrar poemas suyos en amediavoz, la dirección que tenéis al lado en el blog.

He querido compartir con vosotros con éste ut poesis pictura, mi convicción de la cercanía de la pintura y la poesía, y cómo ambas pueden enriquecerse. El poema pertenece a Figura, en un paisaje, de 1974. Es un libro de meditaciones sobre cuadros. Aún me asombra cómo este poema pudo escribirse en los grises tiempos de la transición española, cuando la política parecía ser lo único importante. Cuando unos años más tarde (1980) Blanca Andreu publicó De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall y liberó la sensibilidad del triste trabajo de los “ingenieros del verso” de aquellos años, Aníbal Núñez ya se había rebelado contra la instrumentalización de la palabra. Él, que estuvo siempre en todas las causas. Me gustaría pensar que gracias a sus palabras no somos peores de lo que somos.

miércoles, 16 de abril de 2008

Maram al-Masri -propuesta de Josep

1


Soy la ladrona de los caramelos,

ante tu tienda

mis dedos se quedaron pegados,

y no conseguí

llevarme ninguno a

la boca


2


Qué estupidez

al mínimo roce,

mi corazón se abre.


3


Golpes en la puerta

¿Quién es?

Escondo el polvo de mi soledad

bajo la alfombra,

compongo mi sonrisa,

y abro


Maram al-Masri, Cereza roja sobre losas blancas,

Granada, Comares, 2002

(a) Estos no son más que algunos de los primeros poemas del libro. Lo que más me seduce de ella no es cada uno de sus poemas, sino dejarme mecer por la lectura azarosa de tres, cuatro, cinco poemas suyos. De ese modo, me encuentro con una actitud ante la vida me atrae y me ayuda a recrear la mía. Por eso, os propongo que toméis estos poemas como una invitación a leer alguno más:

http://viajesdepapel.blogspot.com/2006/05/cereza-roja-sobre-losas-blancas-poesa.html

http://www.canal-literatura.com/Maram-Al-Masri.html

(b) Identifico la actitud de la que hablo con lo mejor de la tradición árabe-mediterránea y, por si pensarais que mi comentario es un gesto vacío, os propongo que leáis este poema:

El joven dormido

Delgado como una rama,

la gracia de su cuerpo robada por el sueño,

dormía, la mejilla

rezumando sudor, y pensé al verlo:

Esas rosas se riegan con su propio rocío

Está escrito por Russafa ar-Rusafí (podéis encontrar en Hiperión una antología) , poeta árabe del siglo XII que nació en Ruzafa, ahora un barrio de la ciudad de Valencia y en el que, a mi entender, habitan sensaciones muy próximas a las de los poemas de Maram al-Masri.

(c) Una manera de describir lo que me atrae de los poemas de Maram es el juego continuo entre tres polos: su conciencia, su cuerpo y el otro. Y lo llamo 'juego' porque no siento que las transiciones sean violentas y porque siento que siempre son incompletas. La poeta ha descubierto que la vida se encuentra en ese movimiento entre los polos, sin quedar aprisionado en ninguno de ellos: ni en la conciencia distante ni en el cuerpo ciego ni en la entrega al otro. Mas también en la incapacidad de renunciar a la conciencia, al cuerpo o al otro. Cada poema es como un fotograma en el que ese entrelazamiento se palpa.

(d)

Golpes en la puerta

¿Quién es?

Escondo el polvo de mi soledad

bajo la alfombra,

compongo mi sonrisa,

y abro


Uno podría pensar que se trata del gesto hastiado de quien reprime sus sentimientos para mostrar su mejor cara a quien golpea la puerta, pero el poema no me deja esa sensación abotargada, sino que despierta mis sentidos. Influye en ello la conciencia de que uno solo esconde el polvo de su soledad por un rato y de que uno compone la sonrisa para abrirse al otro. No es represión sino el encuentro con una oportunidad, si bien aprovecharla requiere de un esfuerzo inicial, un esfuerzo respaldado por las costumbres, pero que la poeta aprovecha abrirse a quien llama. Uno se queda en el gesto de mover el picaporte, en la oportunidad del encuentro, que solo deja transitoriamente la soledad bajo la alfombra.

(e)

Qué estupidez

al mínimo roce,

mi corazón se abre.

Este poema es tan sencillo! 'Qué estupidez' --¿se lo dice a sí misma o se lo dice a otros? Parece una manera de decirnos 'Soy adulta y, sin embargo....'. 'Al mínimo roce' -es el roce del amante pero también de la madre, de la amiga o del amigo. En ese roce, están todos los roces, esta el otro. 'mi corazón se abre' -de nuevo el estereotipo 'corazón' que aquí ayuda a subrayar la sencillez de la experiencia y cuán arraigada está en ella. 'No pretendo decir nada nuevo, esto me pasa'. Y, de nuevo, el encuentro con el otro (a través del roce, de la mirada cuando nos dice 'qué estupidez'), con el cuerpo (el roce de nuevo) y la conciencia de que ciertas cosas, las que importan, se le imponen.

(f)

Soy la ladrona de los caramelos,

ante tu tienda

mis dedos se quedaron pegados,

y no conseguí

llevarme ninguno a

la boca

(g) Creo que no hace falta que diga nada más para que veáis cómo leo este último poema, el primero de su libro. Citaré tan solo el comentario de un poeta árabe, Adonis (http://amediavoz.com/adonis.htm), que aparece en la contraportada del libro y que recoge el núcleo de lo que Maram me hace sentir: “Dos cosas me atan a la escritura de Maram al-Masri: la primera reside en que da una forma lingüística a su feminidad, vivida e imaginada, en su percepción de la pureza original, y que en esferas de palabras, sentimientos e impresiones, se desliza a rienda suelta, desbocada por los laberintos del sexo.La segunda es que todo lo anterior lo traduce con una escritura como si surgiera antes que el arte, como si fuera un mero informe o un proyecto, como si la escritura fuera una cuestión orgánica y no técnica. Lo traduce con la pasión de un estilo cotidiano, sencillo, cálido, incontenible, que a punto está de chocar con su cuerpo, pero que casi se detiene al borde del lenguaje.”

miércoles, 9 de abril de 2008

Carilda Oliver Labra --propuesta de Vicente Ponce


ME DESORDENO, AMOR, ME DESORDENO


Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada
y casi sin por qué, casi por nada
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desesperada:
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

Y aunque quiero besarte arrodillada
cuando voy en tu boca, demorada
me desordeno, amor, me desordeno


Hola a todos/as. Me incorporo al blog muy encantado y muy feliz (y todavía lo seré mas cuando me coloque a la altura informática adecuada...Gracias,Pepo), con este poema de Carilda Oliver Labra, que se inscribe en la revuelta poética de los años 40 y 50 junto a otras mujeres latinoamericanas como Alfonsina Storni o Juana de Ibarburu aunque,ciertamente, con menor fortuna, dado que es una "ilustre desconocida" entre nosotros. Hasta 1997 o 1998 no se publican sendos poemarios como Discurso de Eva (Hiperión) o Calzada de Tirry 81 (Visor) La descubrí en un viaje a Cuba en 1991 gracias a una conversación casual y una insistencia casi patológica de gentes de la cultura cubana. Compré varios de sus libros en estado mugriento, subrayados y comentados en los márgenes (Al sur de mi garganta, 1950, es una leyenda popular en la isla) y tuve la inmensa suerte de que me llevaran hasta Matanzas para conocerla. Quizá este poema no es el que mas me gusta, pero está en la misma longitud de onda que lo esencial de su poética: el amor con rabia, radical, un dominio del verso deudor de la tradición española (Jenaro Talens llega a compararla con Sor Juana Inés de la Cruz o Rubén Darío...) y una notable imaginación simbólica.Sea como fuere, lo que me resulta deslumbrante es como consigue rehuir, en un poema "amoroso" (y todos hemos leído muchísimos) la "pornografía sentimental".¿Es un poema de amor..."y con mi soledad desesperada/y acaso sin estar enamorada? Con todo, además de los comentarios que os pueda suscitar, siempre he pensado al leerlo que sería un magnífico bolero, una pieza para ser leída y oída con música.Lo dejo aquí.

(Más poemas de Carilda Oliver en http://www.amediavoz.com/oliver.htm)