.
A SMILE TO REMEMBER
we had goldfish and they circled around and around
in the bowl on the table near the heavy drapes
covering the picture window and
my mother, always smiling, wanting us all
to be happy, told me, "be happy Henry!"
and she was right: it's better to be happy if you
can
but my father continued to beat her and me several times a week while
raging inside his 6-foot-two frame because he couldn't
understand what was attacking him from within.
my mother, poor fish,
wanting to be happy, beaten two or three times a
week, telling me to be happy: "Henry, smile!
why don't you ever smile?"
and then she would smile, to show me how, and it was the
saddest smile I ever saw
one day the goldfish died, all five of them,
they floated on the water, on their sides, their
eyes still open,
and when my father got home he threw them to the cat
there on the kitchen floor and we watched as my mother
smiled
UNA SONRISA PARA RECORDAR
teníamos peces dorados y daban vueltas y vueltas
en la pecera sobre la mesa, junto a las cortinas pesadas
que cubrían el dibujo de la ventana y
mi madre, siempre sonriendo, queriendo que todos
fuéramos felices, decía: “sé feliz, Enrique”
y tenía razón: es mejor ser feliz si
puedes
pero mi padre seguía golpeándonos a ella y a mí varias veces a la semana mientras
el odio crecía dentro de su metro ochenta de estatura porque no podía
comprender lo que le atacaba desde dentro.
mi madre, pobre pez,
queriendo ser feliz, golpeada dos o tres veces
a la semana, diciéndome que fuese feliz: 'Enrique, ¡sonríe!
¿porqué nunca sonríes?”
y entonces ella sonreía, para mostrarme el modo, y era la
sonrisa más triste que jamás he visto
un día los peces murieron, los cinco
flotaban en el agua, de costado, sus
ojos aún abiertos,
y cuando mi padre llegó a casa, se los tiró al gato
allí sobre el suelo de la cocina y me quede mirando como mi madre
sonreía
.....Comentario
He descubierto a Charles Bukowski recientemente, pero, desde entonces, lo visito a menudo. No he leído sus novelas, pero algunos dicen que sus poemas son prosaicos. Lo parecen, porque su lenguaje es cotidiano y su estilo narrativo y, sin embargo, su lectura despierta en mí el sentido del idioma, como me ocurre con Emily Dickinson, Henry James y John Ruskin. Sus estilos no tienen nada que ver y, sin embargo, encuentro su ritmo penetrante.
La traducción que os propongo parte de una que encontré en internet y cuyo autor no supé localizar. En su versión inicial, la traducción partía los versos en lugares diferentes de los que aparecen en el texto original, añadía puntuaciones innecesarias, introducía las mayúsculas y dejaba escapar un quiebro central de la narración. La tarea de ir restaurando el punto en el que se dividen los versos, me ha ayudado a ver su fuerza expresiva; y también el abandono de la puntuación para dejar que sean los versos y la semántica las guía únicas del lector.
Querría haber propuesto este poema la semana pasada, pero la programación tiene su ritmo y debe respetarse; porque me parece que contribuye a entender la lógica de una fiesta tan invasiva como la Navidad y que deja tantos despojos en el alma de los que tenemos una sonrisa que recordar.