.De todos los objetosDe todos los objetos, los que más amo
son los usados.
Las perolas de cobre con abolladuras y los bordes achatados,
los cuchillos y tenedores con sus mangos de madera
desgastados por tantas manos: tales formas
me parecen las más nobles. Las losas de piedra
alrededor de las casas viejas,
pulidas por el paso de tantos pies
y entre las que crecen mechones de hierba,
también son objetos felices.
Puestos al servicio de los muchos,
a menudo alterados, han ido perfeccionando su figura y se han vuelto
preciosos
de tanto como han sido apreciados.
Amo incluso los fragmentos de esculturas
con sus manos cortadas. También ellas
vivieron para mí. Si cayeron fue porque fueron trasladadas.
Si las derribaron, fue porque no estuvieron demasiado altas.
Los edificios medio en ruinas
tienen de nuevo el aspecto de grandiosos proyectos
aún inacabados: sus bellas proporciones
ya se adivinan, aunque aún precisen
de nuestra comprensión. Además,
ya sirvieron, sí, tras cumplir su cometido.
Todo esto
me hace feliz.
Von allen WerkenVon allen Werken, die liebsten
Sind mir die gebrauchten.
Die Kupfergefäße mit den Beulen und den abgeplatteten Rändern
Die Messer und Gabeln, deren Holzgriffe
Abgegriffen sind von vielen Händen: solche Formen
Schienen mir die edelsten. So auch die Steinfliesen um alte Häuser
Welche niedergetreten sind von vielen Füßen, abgeschliffen
Und zwischen denen Grasbüschel wachsen, das
Sind glückliche Werke.
Eingegangen in den Gebrauch der vielen
Oftmals verändert, verbessern sie ihre Gestalt und werden
Köstlich
Weil oftmals gekostet.
Selbst die Bruchstücke von Plastiken
Mit ihren abgehauenen Händen liebe ich. Auch sie
Lebten mir. Wenn auch fallen gelassen, wurden sie doch getragen.
Wenn auch überrannt, standen sie doch nich zu hoch.
Die halbzerfallenen Bauwerke
Haben wieder das Aussehen von noch nicht vollendeten
Gross Geplanten: ihre schönen Masse
Sind schon zu ahnen; sie bedürfen aber
Noch unseres Verständnisses. Anderseits
Haben sie schon gedient, ja, sind schon überwunden.
Dies alles
Beglückt mich.
........ComentarioAhí va un poema de Bertold Brecht, del año 1932. (La traducción mezcla la que se encuentra en la edición de Poemas y canciones(Alianza, 1986) con las que he encontrado en Internet y lo que a mí se me ha antojado como posibles revisiones). Por retomar el registro del poema, me agrada el elogio de lo insignificante. Y no me incomoda la presencia del autor, su acto de aparición como subjetividad que hace gala del sentido de su gusto, que vuelve a valorar lo devaluado y de este modo tal vez nos invita a dignificar lo que fue y sigue siendo válido y valioso, el uso ordinario de todas esas cosas que aún es parte de su realidad y que nos acerca -en tanto que seamos nosotros quienes las completemos, en su perfección inacabada, para ese fin- a todos aquellos que las construyeron o se sirvieron de ellas. Me da que en el fondo es un poema repleto de humanismo. Quiero decir: que los objetos hablan al cabo de los hombres en genérico, que sus usufrutuarios son la medida de todas las cosas…
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