miércoles, 29 de octubre de 2008

Novalis -propuesta de Meteco Diletante

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He seleccionado un fragmento de los “Himnos a la Noche” de Novalis, y de una forma u otra hace de contrapunto al poema de Claudio Rodríguez que publicó Nuño. Si ansiamos la claridad para dar forma a algo, también ansiamos la noche y su confusión sobre la que intentar formar o iluminar algo, aclarar nebulosas. En los Himnos a la noche hay partes  estróficas y otras no; me hubiera gustado escoger alguna estrofa por presentar algo formado, pero los fragmentos que más me atraen por contenido no son estróficos.   
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“Pero me vuelvo hacia el valle, a la sacra, indecible, misteriosa Noche. Lejos yace el mundo –sumido en una profunda gruta- desierta y solitaria estancia. Por las cuerdas del pecho sopla profunda melancolía. En gotas de rocío quiero hundirme y mezclarme con la ceniza. –Lejanías del recuerdo, deseos de juventud, sueños de la niñez, breves alegrías de una larga vida y vanas esperanzas se acercan en grises ropajes, como niebla del atardecer tras la puesta del sol. En otros espacios abrió la luz sus alegres tiendas”.
 ....................Novalis, “Himnos a la Noche”, I

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miércoles, 22 de octubre de 2008

K. Kavafis – propuesta de Javier Gil

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Esperando a los bárbaros.

¿Qué esperamos agrupados en el foro?

Hoy llegan los bárbaros.

¿Por qué inactivo está el Senado
e inmóviles los senadores no legislan?

Porque hoy llegan los bárbaros.

¿Qué leyes votarán los senadores?

Cuando los bárbaros lleguen darán la ley.

¿Por qué nuestro emperador dejó su lecho al alba,
y en la puerta mayor espera ahora sentado
en su alto trono, coronado y solemne?

Porque hoy llegan los bárbaros.
Nuestro emperador aguarda para recibir
a su jefe. Al que hará entrega
de un largo pergamino. En él
escritas hay muchas dignidades y títulos.

¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores visten
sus rojas togas, de finos brocados;
y lucen brazaletes de amatistas,
y refulgentes anillos de esmeraldas espléndidas?
¿Por qué ostentan bastones maravillosamente cincelados
en oro y plata, signos de su poder?

Porque hoy llegan los bárbaros;
y todas esas cosas deslumbran a los bárbaros.

¿Por qué no acuden como siempre nuestros ilustres oradores
a brindarnos el chorro feliz de su elocuencia?

Porque hoy llegan los bárbaros
que odian la retórica y los largos discursos.

¿Por qué de pronto esa inquietud
y movimiento? (Cuánta gravedad en los rostros).
¿Por qué vacía la multitud calles y plazas,
y sombría regresa a sus moradas?

Porque la noche cae y no llegan los bárbaros.
Y gente venida desde la frontera
afirma que ya no hay bárbaros.

¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?
Quizá ellos fueran una solución después de todo.


Comentario

(La vida tiene sus urgencias y Javier no ha podido hacerme llegar a tiempo su comentario inicial. Lo publicará en la sección 'Comentarios' a lo largo de la semana)
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miércoles, 15 de octubre de 2008

Charles Baudelaire -propuesta de Jesús

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Le Sept Vieillards


A Victor Hugo


Fourmillante cité, cité pleine de rêves,

Où le spectre en plein jour raccroche le passant!

Les mystères partout coulent comme des sèves

Dans les canaux étroits du colosse puissant.


Un matin, cependant que dans la triste rue

Les maisons, dont la brume allongeait la hauteur,

Simulaient les deux quais d'une rivière accrue,

Et que, décor semblable à l'âme de l'acteur,


Un brouillard sale et jaune inondait tout l'espace,

Je suivais, roidissant mes nerfs comme un héros

Et discutant avec mon âme déjà lasse,

Le faubourg secoué par les lourds tombereaux.


Tout à coup, un vieillard dont les guenilles jaunes

Imitaient la couleur de ce ciel pluvieux,

Et dont l'aspect aurait fait pleuvoir les aumônes,

Sans la méchanceté qui luisait dans ses yeux,


M'apparut. On eût dit sa prunelle trempée

Dans le fiel; son regard aiguisait les frimas,

Et sa barbe à longs poils, roide comme une épée,

Se projetait, pareille à celle de Judas.


II n'était pas voûté, mais cassé, son échine

Faisant avec sa jambe un parfait angle droit,

Si bien que son bâton, parachevant sa mine,

Lui donnait la tournure et le pas maladroit


D'un quadrupède infirme ou d'un juif à trois pattes.

Dans la neige et la boue il allait s'empêtrant,

Comme s'il écrasait des morts sous ses savates,

Hostile à l'univers plutôt qu'indifférent.


Son pareil le suivait: barbe, oeil, dos, bâton, loques,

Nul trait ne distinguait, du même enfer venu,

Ce jumeau centenaire, et ces spectres baroques

Marchaient du même pas vers un but inconnu.


À quel complot infâme étais-je donc en butte,

Ou quel méchant hasard ainsi m'humiliait?

Car je comptai sept fois, de minute en minute,

Ce sinistre vieillard qui se multipliait!


Que celui-là qui rit de mon inquiétude

Et qui n'est pas saisi d'un frisson fraternel

Songe bien que malgré tant de décrépitude

Ces sept monstres hideux avaient l'air éternel!


Aurais-je, sans mourir, contemplé le huitième,

Sosie inexorable, ironique et fatal

Dégoûtant Phénix, fils et père de lui-même?

- Mais je tournai le dos au cortège infernal.


Exaspéré comme un ivrogne qui voit double,

Je rentrai, je fermai ma porte, épouvanté,

Malade et morfondu, l'esprit fiévreux et trouble,

Blessé par le mystère et par l'absurdité!


Vainement ma raison voulait prendre la barre;

La tempête en jouant déroutait ses efforts,

Et mon âme dansait, dansait, vieille gabarre

Sans mâts, sur une mer monstrueuse et sans bords!



Los siete viejos


A Victor Hugo


¡Ciudad hormigueante! ¡Ciudad llena de sueños,

donde el espectro a pleno día atrapa al que pasa!

Por doquier los misterios como la savia fluyen

en las angostas venas del coloso potente.


Una mañana, mientras que en la lúgubre calle

las casas, cuya altura la niebla acrecentaba,

parecían los muelles de un río desbordado,

y, decorado al alma del actor semejante,


una amarilla niebla ensuciaba el espacio,

seguía yo, envarando como un héroe mis nervios,

y discutiendo con mi alma ya fatigada,

el arrabal batido por pesadas carretas.


De pronto a un viejo cuyos amarillos harapos

el color imitaban de ese cielo lluvioso,

y cuyo aspecto habría hecho llover limosnas,

sin la malignidad que en sus ojos brillaba,


pude ver. Se dijera su pupila en la hiel

bañada; su mirada aguzaba la escarcha,

y su barba de largos mechones, cual un sable,

tiesa se proyectaba igual que la de Judas.


Él encorvado no estaba, sino roto; su espina

y su pierna un perfecto ángulo recto hacían,

de forma que el bastón, rematando su facha,

le daban la figura y el paso desmañado


de res coja o judío que tuviera tres patas.

En la nieve y el lodo marchaba tropezando,

cual si bajo sus botas fuese aplastando muertos,

hostil al universo, más bien que indiferente.


Otro igual: bastón, barba, mirada, espalda, andrajos,

de un mismo hades salido, exacto, tras de él iba,

centenario gemelo, y estas sombras barrocas

a la par caminaban hacia un fin ignorado.


¿De qué infame complot era entonces yo el blanco,

o qué maligno azar me humillaba de tal modo?

¡Pues conté siete veces, de minuto en minuto,

este viejo siniestro que se multiplicaba!


Que quien se haya reído de mi desasosiego,

y de un temblor fraterno no se haya estremecido,

piense que un aire eterno, a pesar de su tanta

ruina, estos siete monstruos repugnantes tenían.


¿Hubiera, sin morirme, contemplado al octavo,

inexorable Sosias, irónico y funesto,

Fénix que ya aburría, hijo y padre de él mismo?

- Pero volví la espalda al cortejo infernal.


Exasperado como un ebrio que ve doble

volví a casa, cerré con espanto mi puerta,

enfermo y aterido, febril mi alma turbada,

¡por el misterio herida y por la absurdidez!


En vano mi razón el timón procuraba;

la tempestad jugando confundía su esfuerzo,

¡y mi al ma bailaba, bailaba, vieja barca,

desmantelada en una mar monstruosa y sin límites!


(Traducción de Luis Martínez de Merlo)



Dejo caer de nuevo mi escasa experiencia poética para acompañar los versos que desgranáis semana a semana. Entre los pocos versos que se vienen a mi mente una vez tras otra está el que abre este poema de los "Cuadros parisinos" incluidos en Las flores del mal de Baudelaire. Poco puedo decir de él o de las estrofas que siguen, más que recordar el juego incesante e infinito en que se mueve la poesía creadora, entre la palabra significada y la desconcertante imaginación. ¡Cuántas veces no me he imaginado arrastrado por la visión alucinatoria en el choque sensorial del mundo urbano! Las historias están, en ese cuerpo a veces putrefacto y sórdido, siempre en ciernes, a punto de clarear entre nubes o nieblas de ensoñación. No anegarse en la desbocada imaginación es el ejercicio del poeta que crea mundos fecundos en la experiencia vivida de todos.


(Perdonaréis sin duda la traducción que, en ocasiones, por ser más fiel al verso deja de ser fiel a la palabra. No me he atrevido a mi propia lectura).

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miércoles, 8 de octubre de 2008

Sor Juana Inés de la Cruz -propuesta de Bea

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Si los riesgos del mar considerara,
ninguno se embarcara; si antes viera
bien su peligro, nadie se atreviera
ni al bravo toro osado provocara.
Si del fogoso bruto ponderara
la furia desbocada en la carrera
el jinete prudente, nunca hubiera
quien con discreta mano lo enfrentara.
Pero si hubiera alguno tan osado
que, no obstante el peligro, al mismo Apolo
quisiese gobernar con atrevida
mano el rápido carro en luz bañado,
todo lo hiciera, y no tomara sólo
estado que ha de ser toda la vida.
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Comentario
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Sigo con mi pasión por los sonetos… Durante la carrera descubrí a Sor Juana Inés de la Cruz, monja mexicana del siglo XVII. Posiblemente ella fue la responsable de que hiciera mi tesis sobre literatura conventual. Lo que me fascinó de esta mujer no es sólo que fuera una figura de gran fama en una época donde lo femenino estaba proscrito, sino que hizo de su ansia de saber y de sus ganas de vivir, guiadas por al amor a la poesía, un leiv-motif tan fuerte que la llevó a superar todo tipo de obstáculos. Escogió el convento porque allí estaban los libros, sustituyó mística de Dios por mística de conocimiento… y con ello se ganó el respeto para el resto de los tiempos.

Me gusta este soneto por la enorme fuerza que me trasmite, porque utiliza imágenes poderosas para animarnos a decidir ese “estado que ha de ser toda la vida”. Yo recuerdo a las voces que me animaron a desoír mi deseo de estudiar literatura, de querer trabajar en la universidad… de hacer muchas de las cosas que he hecho, me han hecho feliz y han ayudado a formar la parte de mi de la que me siento más orgullosa. “Si los riesgos de la mar considerar ninguno se embarcara”, siempre me gusta pensar que puedo, aunque me dé mucho miedo.

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miércoles, 1 de octubre de 2008

Prévert -propuesta de Diana

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Barbara

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Rappelle-toi Barbara

Il pleuvait sans cesse sur Brest ce jour-là

Et tu marchais souriante

Épanouie ravie ruisselante

Sous la pluie

Rappelle-toi Barbara

Il pleuvait sans cesse sur Brest

Et je t'ai croisée rue de Siam

Tu souriais

Et moi je souriais de même

Rappelle-toi Barbara

Toi que je ne connaissais pas

Toi qui ne me connaissais pas

Rappelle-toi

Rappelle-toi quand même ce jour-là

N'oublie pas

Un homme sous un porche s'abritait

Et il a crié ton nom

Barbara

Et tu as couru vers lui sous la pluie

Ruisselante ravie épanouie

Et tu t'es jetée dans ses bras

Rappelle-toi cela Barbara

Et ne m'en veux pas si je te tutoie

Je dis tu à tous ceux que j'aime

Même si je ne les ai vus qu'une seule fois

Je dis tu à tous ceux qui s'aiment

Même si je ne les connais pas

Rappelle-toi Barbara

N'oublie pas

Cette pluie sage et heureuse

Sur ton visage heureux

Sur cette ville heureuse

Cette pluie sur la mer

Sur l'arsenal

Sur le bateau d'Ouessant

Oh Barbara

Quelle connerie la guerre

Qu'es-tu devenue maintenant

Sous cette pluie de fer

De feu d'acier de sang

Et celui qui te serrait dans ses bras

Amoureusement

Est-il mort disparu ou bien encore vivant

Oh Barbara

Il pleut sans cesse sur Brest

Comme il pleuvait avant

Mais ce n'est plus pareil et tout est abimé

C'est une pluie de deuil terrible et désolée

Ce n'est même plus l'orage

De fer d'acier de sang

Tout simplement des nuages

Qui crèvent comme des chiens

Des chiens qui disparaissent

Au fil de l'eau sur Brest

Et vont pourrir au loin

Au loin très loin de Brest

Dont il ne reste rien.





Para Barbara

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Acuérdate Bárbara

Llovía sin cesar en Brest aquél día

Y marchabas sonriente

Dichosa embelesada empapada

Bajo la lluvia


Acuérdate Bárbara

Llovía sin cesar en Brest

Y me crucé contigo en la calle de Siam

Sonreías

Y yo también sonreía


Acuérdate Bárbara

Tú a quién yo no conocía

Tú que no me conocías

Acuérdate

Acuérdate pese a todo aquél día

No lo olvides


Un hombre se cobijaba en un portal

Y gritó tu nombre
Bárbara

Y corriste hacia él bajo la lluvia

Empapada embelesada dichosa

Y te echaste en sus brazos


Acuérdate de eso Bárbara

Y no te ofendas si te tuteo

Yo tuteo a todos los que amo

Aunque los haya visto sólo una vez

Tuteo a todos los que se aman

Aunque no los conozca


Acuérdate Bárbara

No olvides

Esa lluvia buena y feliz

Sobre tu rostro feliz

Sobre esa ciudad feliz

Esa lluvia sobre el mar

Sobre el arsenal

Sobre el banco d'Ouessant

Oh Bárbara

Menuda estupidez la guerra

Qué has llegado a ser ahora

Bajo esta lluvia de hierro

De fuego de acero de sangre

Y el hombre aquel que te estrechaba entre sus brazos

Amorosamente

Quizás ha muerto o desaparecido o vive todavía


Oh Bárbara

Llueve sin cesar en Brest

Como solía llover en otro tiempo

Pero no es lo mismo y todo está estropeado

Es lluvia desconsolada de duelo espantoso

Ni siquiera es ya tormenta

De hierro de acero de sangre

Simplemente nubes

Que revientan como perros

Perros que desaparecen

En el remanso de Brest

Y van a pudrirse lejos

Lejos muy lejos de Brest

Donde ya no queda nada.

----------De Paroles (1946)
----------Versión de C. Deplois


Comentario

María Jesus nos propuso hace unas semana un poema de Benedetti. El fue uno de los poetas favoritos de mi adolescencia, junto con Prévert (supongo que habrá sido el primer contacto que tuve con la poesía...). Casi como desafío a mi misma y mi historia me puse a releer Prévert, y me sigue gustando mucho. Me gusta sobre todo lo minimalista de sus poemas (el más extremo es, sin duda "Déjeneur du matin"). Con palabras completamente cotidianas, sin pretensiones, ni términos poco frecuentes o de difícil comprensión, con la más absoluta sencillez, pinta un cuadro enormemente emocionante (al menos a mi, "Déjenuer du matin" me sigue poniendo la piel de gallina).
Este poema, "Para Bárbara", siempre me resultó muy emocionante también. Hay dos inflexiones muy bellas, desde mi punto de vista, en el fluir del poema, como dos baldazos de agua fría. Prévert nos va pintando un cuadro familiar, una historia de amor que parece ser muy cercana al autor y de pronto dice:

"Y no te ofendas si te tuteo
Yo tuteo a todos los que amo
Aunque los haya visto sólo una vez"

Y nos descoloca, y vemos que sólo está describiendo un cuadro que una vez presenció accidentalmente, y notamos lo efímero y precario de la situación: un cuadro así descripto, de dos desconocidos, puede tener miles de complicadas situaciones antecedentes y posteriores que no se condicen con una sólida historia de amor como la que parece estar detrás de los primeros versos.
Y la segunda y brutal inflexión está en:

"Oh Bárbara
Menuda estupidez la guerra
Qué has llegado a ser ahora"

Después de pintarnos una idílica situación entre dos amantes, se nos cae encima la destrucción y la guerra, y más precario y más eíimero se vuelve todo, hasta quedar consumido en la nada en el último verso.
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