miércoles, 17 de marzo de 2010

Sarah Teasdale | propuesta de Josep

HOUSES OF DREAMS
You took my empty dreams
And filled them every one
With tenderness and nobleness,
April and the sun.

The old empty dreams
Where my thoughts would throng
Are far too full of happiness
To even hold a song.

Oh, the empty dreams were dim
And the empty dreams were wide,
They were sweet and shadowy houses
Where my thoughts could hide.

But you took my dreams away
And you made them all come true --
My thoughts have no place now to play,
And nothing now to do




LAS CASAS DE LOS SUEÑOS

Tomaste vacíos mis sueños
y los llenaste uno a uno
con ternura y nobleza,
con abriles y el verano.


Los viejos sueños vacíos
donde mis pensamientos se agolpaban
están demasiado llenos de alegría
para contener una canción.

Oh, los sueños vacíos era ligeros
y los sueños vacíos eran amplios,
eran casas dulces y umbrosas
donde mis pensamientos se ocultaban.

Mas me quitaste mis sueños
y los hiciste todos realidad:
no tienen pensamientos ya dónde jugar,
no tienen ya nada que hacer.

Sarah Teasdale (1884-1933)
(http://en.wikipedia.org/wiki/Sara_Teasdale)


COMENTARIO

Me encontré con este poema por casualidad. De vez en cuando, leo el poema que recomiendan en poemhunter.com y este era uno de ellos. Empecé a leerlo temiendo que me decepcionase. ¿Qué podría interesarme en un poema en la que la palabra 'sueños' se repite tan a menudo? ¿Qué conexión inesperada podría revelarme? Lo fui leyendo.

La primera estrofa casi me hace desistir por el uso consecutivo de dos términos grandilocuentes: 'ternura' y 'nobleza', pero el último verso alentó mi esperanza: ¿Por qué unir abril y el sol? Sentí ecos de T.S. Eliot y pensé, a ver qué dice de ese mes al que nos acercamos.

La segunda estrofa me interesó un poco más, pero el segundo y el cuarto verso me parecieron un tanto afectados; aunque la sencillez del ritmo (creo que no he sido capaz de conservarla en la tarducción castellana) me seguía atrayendo. Establecía un vínculo subterráneo con el poema, más robusto y más vivo que el concepto.

Me gustaron, sin embargo, los dos últimos versos de la tercera estrofa: los sueños como casas dulces y umbrosas donde nuestros pensamientos pueden ocultarse. Me recordó a Rilke, en *Cartas a un joven poeta*, cuando reivindica la penumbra de una habitación como el lugar desde el que sentir el mundo sin dejar sentir la propia respiración y de sentir la propia respiración sin dejar de sentir el mundo.

La cuarta estrofa, finalmente, me despertó y, cada vez que volvía al poema, renacía. Creo que la razón es que, con sobriedad de recursos, nos revela una tensión interna del modo en que nos relacionamos con nuestros sueños. Por un lado, forma parte de que vivamos ciertas imágenes e historias como sueños el que pugnen por realizarse, el que anhelemos su cumplimiento, y, sin embargo, una parte esencial del alimento que nos procuran consiste precisamente en que no se vean cumplidos, sino que sean para nosotros espacios acogedores por los que deambulamos ligeros y sin verdaderos temores. Entiendo que ese es el espacio de la ensoñación, que tanta luz y ternura aporta cotidianamente a mis paseos.

En uno de esos paseos, me he encontrado con estos versos de T.S. Eliot:

Is it a dream or something else
When the surface of the blackened river
Is a face that sweats with tears?

¿Es un sueño u algo diferente
cuando la superficie del río oscurecido
es una cara que transpira lágrimas?

Y he pensado que podría servir para situar en la historia de la poesía occidental el poema de Sarah Teasdale y abrirnos a más formas de relacionarnos con los sueños.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Paul Celan / Propuesta de Gonzalo

(Poema original)

TÜBINGEN, JÄNNER

Zur Blindheit über-
redete Augen.
Ihre –“ein
Rätsel ist Rein-
entsprungenes”-, ihre
Erinnerung an
schwimmende Hölderlintürme, möwen-
umschwirrt.

Besuche ertrunkener Schreiner bei
diesen
tauchenden Worten:

Käme,
käme ein Mensch,
käme ein Mensch zur Welt, heute, mit
dem Lichtbart der
Patriarchen: er dürfte,
spräch er von dieser
Zeit, er
dürfte
nur lallen und lallen,
immer-, immer-
zuzu.

(“Pallaksch, pallaksch.”)


TUBINGA, ENERO
(Traducción de José Luis Reina Palazón)

A la ceguera con-
vencidos ojos.
Su –“un
enigma es brotar
puro”- su
recuerdo de
flotantes torres de Hölderlin, de gaviotas
revoloteadas.

Visitas de carpinteros ahogados con
estas
palabras sumergiéndose:

Si viniera,
si viniera un hombre,
si viniera un hombre al mundo, hoy, con
la barba de luz de
los patriarcas: debería,
si hablara de este
tiempo,
debería
sólo balbucir y balbucir,
siempre-, siempre-,
asíasí.

(“Pallaksch, Pallaksch”.)

TUBINGA, ENERO
(Traducción de José Ángel Valente)

A la ceguera per-
suadidos ojos.
Su –“un
enigma es
manantía pureza”- su
recuerdo de
flotantes hölderlinianas torres en
un vuelo circular de gaviotas.

Visitas de carpinteros ahogados con
estas
sumergidas palabras:

Viniera,
viniera un hombre,
viniera un hombre al mundo, hoy, llevando
la luminosa barba de los
patriarcas: debería,
si de este tiempo
hablase, de-
bería
tan sólo balbucir y balbucir
continua, continua-
mente.

(“Pallaksch, Pallaksch.”)

Paul Celan, Die Niemandsrose (la rosa de nadie), 1963.

COMENTARIO:

Siempre me conmocionó este poema porque comienza hablando de la ceguera y acaba en balbuceo. Un poeta habla de otro poeta. Dos cumbres de la poesía alemana: Hölderlin y Celan. Se cuenta que las últimas palabras de Goethe, en el instante previo a su apagamiento, fueron “más luz”. Más claridad, más visión, más razón. Se cuenta que Hölderlin se volvió loco (demencia paranoide). Los primeros versos abren el poema invocando la ceguera para acabar con unos sonidos inarticulados, sin sentido, sin razón. Se cuenta que Hölderlin durante más de tres décadas de soledad vivó la última etapa de su vida encerrado en una torre en Tubinga, aislado del mundo, inmerso en su locura, a orillas del río Neckar. Se cuenta que un carpintero cuidaba al poeta vidente que podía desde su torre observar el eterno fluir del río. Se cuenta que en sus últimos días no brotaban de su boca más palabras que “Pallaksch, Pallaksch”, un balbuceo sin sentido o tal vez un sentido entre paréntesis, como lo escribe Celan, en suspenso.
Mientras Hegel, que de joven quería ser poeta, explica desde su cátedra en Berlín la completa racionalidad del mundo, Hölderlin, que de joven quería ser filósofo, balbucea en su torre.
El poema me hace pensar en una especie de apagamiento del sentido, en un ahogado espanto que no se puede expresar. De ahí ese paréntesis final (inexpresable para la voz), de ahí esos versos que acaban cortando una palabra (y que genialmente vierte Valente). Son elementos que le dan una peculiar cadencia e irrealidad y que nos llevan al mántrico o salmódico descenso a la locura de la segunda mitad: viniera, viniera un hombre, viniera un hombre hoy...
Y en esos versos aparece la luz, en la barba de los patriarcas: si viniera uno de esos sabios debería, si hablase de este tiempo, tan sólo, constantemente, decir lo que dijo Hölderlin, balbuceos. Decir otras palabras, no balbucear, sería mentir. Asíasí.

Y ¿qué puede decir el lenguaje sobre el mundo, sobre la vida? ¿qué dicen esas sumergidas palabras (tauchenden Worten), las palabras finales del poeta, las únicas que podrían decir los sabios?

Pallaksch, tal vez, nombre el silencio, la ausencia de sentido, lo insoportable que necesitamos nombrar para conjurarlo, para que al haber sonido, apariencia de sentido, el silencio, el vacío, desaparezca. De lo que no se puede hablar hay que balbucear. Lo decible o lo indecible ¿qué preferimos? ¿el silencio o el ruido? Sonidos repetitivos, cadenciosos (¿no es la música otro balbuceo que se resiste al sentido?) enclaustrados en torres, en paréntesis, en un cuerpo o en una boca. Palabras que acaban siendo residuos, ecos, ruinas del lenguaje. Pienso en el cuadro de Bruegel, La torre de Babel. Se supone que la escena representa la construcción de la torre, y ya parece una ruina (acabo de terminar un puzzle de mil piezas de ese cuadro y me lo he pasado pipa). Pienso en la torre de Babel como símbolo de la construcción de lenguajes y de sentidos (y también de la confusión de las lenguas y los sentidos). Las palabras, que comenzaron siendo balbuceos y acaban siendo ya ruinas del sentido, son enigmas (y por tanto el lenguaje es más poesía que filosofía) sin desciframiento ni redención. Quieren nombrar lo que no tiene nombre. Las palabras, manejadas por el poeta, muestran el desmoronamiento de la razón. Aunque sin lenguaje no haya racionalidad, tal vez sea el lenguaje la torre en que perdemos la razón. Esa es la fragilidad de las palabras que son nuestro sustento, nuestras sumergidas palabras.

Pallaksch es todo y nada, sí y no, acaso...”Un enigma es brotar puro”, es el verso de Hölderlin que rescata Celan. Me parece oírle decir que la palabras ya no son inocentes, ya no brotan puras. Palabra, lalia, balbucear, balbucear, lallen, lallen, siempre, asíasí, zuzu... babel de balbuceos... El más grande de los poetas alemanes acaba en balbuceo su vida, el espantado poeta construye su torre-poema sobre ese Pallaksch entre paréntesis. En fin, un poeta habla de otro poeta, se balbucean cosas.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Oscar Wilde / Propuesta de María Jesús

DÉSESPOIR

The seasons send their ruin as they go,
For in the spring the narciss shows its head
Nor withers till the rose has flamed to red,
And in the autumn purple violets blow,
And the slim crocus stirs the winter snow;
Wherefore yon leafless trees will bloom again
And this grey land grow green with summer rain
And send up cowslips for some boy to mow.

But what of live whose bitter hungry sea
Flows at our heels, and gloom of sunless night
Covers the days which never more return?
Ambition, love and all the thoughts that burn
We lose too soon, and only find delight
In withered husks of some dead memory.

Oscar Wilde


DESESPOIR

Toda estación se arruina a medida que pasa.
Asoma en primavera su cabeza el narciso
y se marchita al tiempo que las rosas se encienden;
las purpúreas violetas florecen en otoño,
y los crocus despiertan en la nieve invernal;
por eso aquellos árboles volverán a echar hojas
y esta tierra gris verdeará con las lluvias
y crecerán centellas que segará algún joven.

Pero ¿qué es de esa vida cuyo enconado mar
ondea a nuestros pies, de tenebrosas noches
dominando los días que no han de volver nunca?
Olvidamos muy pronto la ambición, el amor,
toda idea que inflama, y solo hallamos goce
entre las secas vainas de la muerta memoria.




Comentario.

Este poema enlaza con el propuesto la semana pasada, también en él se habla de la memoria: esa tercera vida que solo a algunos les es otorgada. Recordé este poema de Wilde y me gustaría especialmente comentar la segunda estrofa porque la primera nos trae ecos de otros poetas que han tratado la continuación de la vida y el renacer en sus composiciones; la segunda, en cambio, llama más mi atención, porque, cierto que el olvido es un poderoso medicamento que cura todos los excesos, pero ¿qué hacer con la memoria? ¿Cómo gestionar la racionalización de unos hechos que a fuerza de concretarlos ya dudamos de haberlos vivido? Y en cambio, la recreación memorística parece producir, como dice Wilde, un cierto placer, aunque las piezas nunca encajen del todo y se tengan que afinar los bordes para que quepan en el tablero.
Un saludo a todos después de mi prolongada ausencia.