domingo, 17 de febrero de 2008

poema de Olvido García Valdés

UN IDIOTA ADULTO MECE...

Un idiota adulto mece
a la madre que ha muerto
y que no le amó,
a la que quiso matarle
cuando era niño.
La acuna y le habla suavemente.
El amor es desamparo,
el amor es amor
y desamparo





Quería que mi primera oferta fuese de una poeta, en este caso Olvido García Valdés,
una de las más profundas poetas de mi generación, y como suele ocurrir, menos reconocida de lo que merece.
Quería que el poema fuese narrativo: aprecio la poesía que sugiere mundos breves.
Quería que fuese intenso y restallara como un grito. Quería que hablase de lo contradictoria y complicada que es la vida. Quería que sugiriese esperanza.

11 comentarios:

Josep E. Corbí dijo...

El poema me deja mudo
y luego doliente.
Tus palabras reverberán
desde dentro como el grito
que no son.
Reconozco el gesto de quien acuna
a quien no podía dejar de amarle
y, sin embargo, se abstuvo de hacerlo.
El poema me ayuda a ver cómo el amor es hijo del desamparo y puede rasgarlo con una actitud nos hace sentirnos adultos, pero idiotas. Mas, ¿qué espacio queda más allá de la idiotez?

Josep E. Corbí dijo...

El poema me deja mudo
y luego doliente.

Tus palabras reverberán
desde dentro como el grito
que no son.

Reconozco el gesto de quien acuna
a quien no podía dejar de amarle
y, sin embargo, se abstuvo de hacerlo.

El poema me ayuda a ver cómo el amor es hijo del desamparo y puede rasgarlo con una actitud nos hace sentirnos adultos, pero idiotas. Mas, ¿qué espacio queda más allá de la idiotez?

Azahara Casanova. Proyecto cara de col dijo...

Un idiota adulto solo puede mecer lo que ya no está o nunca estuvo.
Este poema me sugiere anhelo vacío...
El hombre que quiere ser niño, la vida desaparecida, el golpe a destiempo (que es el desamparo que reúne, recoge y se transforma en amor)
De ahí lo de idiota... de ahí lo de adulto.


(Suspiro)

Josep E. Corbí dijo...

1. Azahara, mi lectura es diferente de la tuya y, sin embargo, me ha hecho pensar sobre aspectos del poema que me habían pasado desapercibidos.

2.Es cierto que la imagen de un adulto acunando a una madre enferma es la imagen de un idiota, pues no tiene sentido acunar a un muerto. Y, sin embargo, todos lo hacemos. ¿Qué es el duelo?

3. Pero si, además, el muerto es una madre que no te amó y quiso matarte, el duelo es aún mayor. Acunarla es un intento tan vano como el duelo de volver juntos al momento en el que el amor, hijo del desamparo del niño, debería haber nacido y no lo hizo.

3. En ese camino a través del duelo por lo que no nació entre el adulto y la madre, se alcanza una forma de comprensión de su situación que le permite hermanarse con su desamparo. Y este es el punto en el que más coincido contigo.

4. 'Idiota' despierta en mí los pensamientos que acabo de apuntar, pero también el hecho de que el adulto persiste en el amor a su madre, a pesar del desamor de esta. Esa persistencia puede parecer idiota si pensamos que los seres humanos somos fundamentalmente adultos, pero es madura si comprendemos que esto último es rotundamente falso.

Fernando Broncano dijo...

Lo que más me inquieta del poema no es la imagen del idiota abandonado (que nos representa a todos: amar es ser ese idiota abandonado) sino el que te deja en un terreno vacío en que no sabes cuál es la emoción correcta con la que debes responder al poema: el resentimiento, la compasión, la ternura o la ira.

Azahara Casanova. Proyecto cara de col dijo...

Discrepo en tu punto 4, Josep.
Aquel en el que dices que "el adulto persiste en el amor hacia su madre aún cuando ésta demuestre sobradamente que no te quiere". Ser adulto, creo, te enseña a aceptar que cabe la posibilidad de que existan madres que no sepan amar.Insistir en amar a alguien que no te quiso, ni te querrá, pues ya está muerto, contiene cierto polvillo de niñez a la que "un idiota adulto" no puede trascender.
La niñez abraza la inocencia, la pulcritud y otras virtudes, (aunque no sabría qué decirte en eso de que sean virtudes hoy...jeje) y por eso creo que sigo viendo anhelo de algo que ya no está, y lo que es peor, que ya no puede estar.
La esperanza pues que Fernando ve, quizás sea más bien, la de superación de esa fase en la que queremos algoqueyanoestá,pero quetampocosabemoscomoeraenrealidadporquenuncalotuvimos. Con lo cual no hay nada que superar si te paras a pensar ¿no?
Aquí es dónde puedo ver yo la esperanza. La esperanza de saber que una vez has llegado aquí, puedes seguir caminando: seguro.

Josep E. Corbí dijo...

1. Fernando, una de las cosas que me gusta en el poema es que la poeta responde en él a la pregunta que tú planteas, pero es una respuesta inquietante y móvil, a la que el lector no se puede asir para aceptarla o rechazarla, sino que se ve impelido a plantearse él mismo la pregunta. Y, en el reconocimiento de la inevitabilidad de ese impulso está implícito que la pregunta es acuciante y está bien planteada.

2. Azahara, creo que uno de los aspectos que me atraen del problema es que nos invita a revisar los límites de lo que habitualmente entendemos por comportamiento adulto. No creo que 'idiota' adjetive a 'adulto' simplemente para rechazar la respuesta de ese ser, sino, más bien, para generarnos la perplejidad de que, ante ciertos hechos, puede que una respuesta 'idiota' haya de reconocerse como madura o, incluso más, que solo la respuesta 'idiota' lo es. No puedo dejar de sentir los ecos de Dostoievski en este poema.

gotamarina dijo...

Lamento caer en un lugar común, pero es lo que siento: yo creo que el amor entre madre e hijo es único, no puede compararse con ningun otro (no porque sea más o menos intenso, sino porque es distinto). Creo que una persona (adulta o niña) que no es/fue amada por su madre no se resigna nunca a esto, y busca siempre ese amor, incluso después de la muerte de su madre. La imagen de este poema es muy potente, y también es ambigua (no sabemos si "idiota" adjetiva a "adulto" o al revés, tampoco veo claro si él quiso matar a su madre o ella a él). Y lo que hace la poetisa en los últimos tres versos es extender la imagen del poema a cualquier amor, sugiriendo que esta imagen sirve para el amor de pareja, entre hermanos, entre amigos, etc. No creo que sea así, pero claro, es una opinión personal. En otras relaciones sí que pasa lo que dice Azahara; que ser adulto implique aceptar que aquella persona a quien amamos puede no amarnos; pero en relación con nuestra madre creo que nunca llegamos del todo a esta "madurez". Personalmente prefiero pensar que no todo amor es desamparo, que no siempre que amamos somos idiotas abandonados...a veces no nos abandonan, y a veces los que abandonamos somos nosotros.

Fernando Broncano dijo...

Lo que dice gotamarina es muy sensato. Es cierto que el amor madre-hij@ es especial, pero también es sorprendente cómo a veces falla esa relación especial y es donde el poema toma un caso particular para elevarlo a definición de amor. La definición de el amor es desamor, me parece, capta muy hondo el desamparo de la unidireccionalidad, y al mismo tiempo el poema subraya la obediencia que el amante tiene al hecho de su amor y no a la memoria de los hechos. Lo que arma la fuerza del poema es la imagen de la madre ajena a su hijo, de la que no podemos prescindir. Precisamente por esa imagen, que va contra lo común, el poema se alza con una fuerza que ninguna otra imagen le daría. Y añadiría que la cercanía de las imágenes del amor y la muerte penetra también en esos estratos profundos que sólo Freud se atrevió a inspeccionar. Curioso que haya sido escrito por una mujer, para quien la relación madre -hija tiende a ser aún más significativa si cabe.

gotamarina dijo...

estoy de acuerdo con Fernando. Me gusta mucho esto que has puesto, "la obediencia que el amante tiene al hecho de su amor y no a la memoria de los hechos". Lo demás también.

Josep E. Corbí dijo...

COMENTARIO DE NUÑO:

Perdonad que juegue con ventaja y aceptadme la disculpa de que mi incorporación ha sido muy posterior. El intenso debate que ha suscitado el poema en cuestión, corrobora, en parte, la expectativa que pretendía Fernando: mostrar, por un lado, cómo la cualidad de la brevedad de un mundo (niño, adulto, madre) es capaz, sin embargo, de albergar la trágica paradoja de responder con amor al desamor; y, por otro, sugerir esperanza. Esto último, según parece, resulta más problemático. De todas formas para mí, y creo que para todos los comentarios que se han hecho, la cuestión textual que me preocupa es el adjetivo idiota que asume el centro vital del poema y refleja la intención de Olvido: despojo de lugares y mucho tiempo en la narración y ausencia y renuncia en el adulto. No sé que hacer con idiota, cómo interpretarlo, pero creo que en esta ignorancia está para mí la magia del poema.