Un esqueleto escribe sus memorias
TODO empieza a tener
...........................un extraño sentido verdadero.
Todo lo que antes era oscuro
...........................ahora posee su luz propia
como las piedras en el campo
...........................que crecen debajo de la tierra.
Todo emerge de un pasado
...........................que cansado de estar en el pasado
pide día y pide sol,
...........................y pide que se le despierte
a una hora cualquiera,
...........................como los muertos.
Curioso que sea esta mañana
............................de destrucción y espanto,
cuando como un ahogado
...........................sale de entre los muertos
el sentido verdadero de la vida.
............................Curioso que haya hecho falta
tanto escombro para escribir
............................unas cuantas palabras verdaderas.
¿Podremos algún día
...........................perdonar lo imperdonable?
Hace muy poco las gaviotas
...........................acompañaban tantos barcos
que salían sin miedo
...........................a sus destinos turísticos
Hace muy poco los alegres
...........................pasajeros de la muerte
escribían tarjetas desde aquí:
...........................“la ciudad es hermosa hasta con la niebla”.
Y todo terminó como un fandango
...........................ruidoso y hacia dentro, todo,
hasta nuestros más íntimos
...........................deseos de huir a otra fecha,
sin calendario ni despertador,
...........................hacia un lugar del tiempo
en que escribir no sea
...........................una obscena aventura de poetas.
Supongamos que llueve
...........................y que estamos cansados de escribir,
supongamos también
...........................que es escandaloso
el precio de los cigarrillos,
...........................que aquel hombre y aquella mujer
que tanto amamos
...........................ya no son nuestros amantes
sino una ficción
...........................en el mar de las ficciones.
Supongamos
...........................que nos tocamos el cuerpo y nos decimos,
“esto no es mi cuerpo”,
...........................que nos tocamos los ojos y nos decimos,
“estos sí son mis ojos”;
...........................entonces, sólo entonces,
empezamos a viajar entre los muertos.
...........................El paisaje por donde vamos
es hermoso, digamos tropical,
...........................pero también es hermosa la aridez,
digamos de Manhattan.
...........................Así, cada vez más hacia dentro,
nos encontramos,
...........................como el que no quiere la cosa,
con unos cuantos esqueletos fumando
...........................con unas rosas, con abundantes frutos de mar
y con las ganas de llorar entre las gallinas.
...........................Supongamos, pues, que también estamos
cansados de mirar hacia dentro,
...........................que queremos estar junto a nuestra madre un ratito,
que un poquito de amor
...........................sería suficiente para dejar
de llorar todos los recuerdos.
...........................Supongamos, es sólo un suponer,
que hemos sido felices alguna vez,
...........................que no llueve esta tarde,
que estamos cansados de morir,
...........................que aquí no ha pasado nada
y que escribir tiene
...........................un extraño sentido verdadero,
supongamos.
........Comentario
No conozco muchas cosas de Dionisio Cañas (la primera vez que leí su nombre encabezaba un artículo titulado “Fenomenología de los bares de pueblo”) pero este poema que encontré en una revista de poesía siempre me provoca, al leerlo, sensaciones ambivalentes. Ya sabemos que lo que el poema dice es en gran medida obra del lector y cada vez que leo este poema acabo alegremente fatigado. Pues creo que el poema es sobre el cansancio. Mi comentario va a ser un breve intento de leer el poema en voz alta, sin pensarlo demasiado, a borbotones.
Tropiezo al inicio con la extrañeza de lo verdadero, que es un sentimiento. Algo que comienza a despertar ahora, distanciándonos de un pasado con diferente sabor. Ahora los muertos (¿los recuerdos?), como las piedras que crecen debajo de la tierra, piden sol y se despiertan a cualquier hora. Recuerdos o muertos que como un ahogado surgen trayendo el sentido verdadero de la vida. Recuerdo, pasado muerto, que revive sólido, piedra, escombro de la memoria convertido en palabra verdadera. Y el poeta sabe que hace falta mucha experiencia y mucha memoria, tanto escombro, para cuajar unos pocos versos que no sean fraudulentos.
Se produce una ruptura al preguntarse el poeta si podremos perdonar lo imperdonable. Entiendo que nos habla de la vida-juventud como un viaje turístico que se realiza sin miedo, por ignorancia. Y todo lo que pasó por fuera fue quedando por dentro, todo, también lo que no hicimos, los deseos de huir (y el deseo tal vez de no ser un poeta con mala conciencia: escribir es una obscenidad).
Si sigo leyendo encuentro que el poeta me describe la realidad con ese irónico “supongamos”: está cansado de escribir y sí, es escandaloso el precio de los cigarrillos, ya lo creo. Vamos a suponer que somos capaces de reconocer que nuestro amor es una ficción en el mar de las ficciones, que sólo quedará recuerdo. Envejecer es esto: no reconocerse en el cuerpo nuestro de cada día pero sí en los ojos que tanto vieron (tanta imagen que ha quedado en la escombrera del recuerdo). Entonces, nos dice el poeta, hemos dejado atrás la juventud, viajamos entre los muertos (entre los recuerdos), ya no hacemos turismo. Entonces se nota el cansancio. Entonces la realidad tiene que ser concebida como un supuesto. Entonces el mundo deviene “paisaje por donde vamos”, una postal, incluso tropical, frente al que tenemos una distancia. Puede ser hermoso, pero también lo es nuestro recuerdo: la aridez (el poeta es manchego) de Manhattan (el poeta vive en Nueva York y le gusta recordarlo al lector).
Así, hacia dentro, donde sólo hay memoria (ni alma ni conocimiento) se empieza a vivir entre los muertos. Y de los recuerdos emerge el de aquel irrepetible sentirse querido y protegido de un niño junto a su madre.
Llegado de la mano del poeta a esa lejana semilla cuyo fruto es este cansancio, me sorprende siempre que la leo la pregunta que hace como quien no quiere la cosa: ¿hemos sido felices alguna vez? Supongamos que no ha pasado nada y sigamos escribiendo. (Hay preguntas que es mejor no hacerse). Sigamos escribiendo, sí, seamos obscenos.
Lo más curioso de mi experiencia con este poema es que encuentro versos de los que podría prescindir, pero si eliminase las referencias a la escritura y al cansancio todo el resto perdería sentido para mí. Creo que, sin ser uno de esos poemas que te fulminan el leerlo ( y a pesar del título) es otro de los poemas cuya relectura ha pasado a formar parte de mi escombrera espiritual particular.
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6 comentarios:
1. Me gusta mucho la primera estrofa. Los contrastes que traza refrescan mis emociones y me hacen descubrir. La leo desde mi edad, en la que los recuerdos ya se han amontonado y cada nueva experiencia es también el despertar de algo que se recuerda. "Todo empieza a tener/ un extraño sentido verdadero" Sí, la sensación de extrañeza me acompaña a menudo, pero también la de autenticidad y la de un mero 'empezar a tener' que nunca culmina. Como ese estado del que habla Rilke en la primera elegía, de la flecha tensa en el arco; es el momento en el que se da la experiencia: la mujer azul que lee la carta, en el momento de leerla, vive íntimamente; en cambio, . el Monestario de Poblet, con sus torres y almenas, vende la imagen muerta del silencio.
2. En el instante de la experiencia: "Todo lo que antes era oscuro/ ahora posee su luz propia". Es cierto, adquiere luz y, sin embargo, permanece inagotable y oscuro. De nuevo, un punto de tensión y movilidad.
3. Bella la imagen de las piedras que crecen debajo de la tierra. La geología nos enseña que las piedras se mueven y están vivas; lo que parece tan sólido es solo un espejismo. Hoy caminaré por las piedras desnudas, que no solo se erosionan, sino que crecen, hacia abajo o hacia arriba.
4. Y en los últimos seis versos se hace explícita la referencia a que los juegos de extrañeza y verdad, oscuridad y luz, piedra y crecimiento, remiten a la necesidad del pasado de ser revivido en cada experiencia. Me gusta eso de que "el pasado pide día y pide sol'. Y la referencia a los muertos, tan presente en Rilke, como ruinas de montañas. Los muertos que han sido y a través de los cuales somos; los muertos que seremos, creciendo debajo de la tierra, como las piedras, alimentando en otros un extraño sentido verdadero.
Comparto la ambivalencia de Gonzalo, es un poema "raro", que necesita de relecturas, quizá es porque yo estoy ahora ya muy cansada, pero también me canso con él. Sin embargo, es cierto que hay frases muy bellas y muy "veraces", creo que Pepo señala la mayoría. Tampoco sé nada del poeta, pero me apetece saber más... Gracias por la lectura!!!
Bueno, para empezar, lamento no haber comentado en las últimas propuestas; no fue por falta de interés, las leí todas y también los comentarios, y las/los disfruté mucho. Siempre me quedo con las ganas de comentar los poemas que se me escaparon, pero cuando se juntan tantos, me pregunto para qué y al final no lo hago. Por eso aunque para hacer las cosas bien debería tomarme más tiempo antes de comentar la propuesta de esta semana, comento igual, aunque sea descuidadamente, porque lo necesito.
Me gusta este poema, y siento que el primer y mayor efecto que tiene en mí, tal como estoy en este momento actual, lo logra globlamente. Quiero decir: tal como estoy de dispersa y poco concentrada, leo el poema y más que quedarme prendida de una u otra imagen, me despego de él con una sensación que me agrada y que despertó en mí el poema en su conjunto, con sus repeticiones, su ritmo, sus palabras repetidas, sus juegos de ir y venir... me gusta el lenguaje cotidiano, prosaico, y su juego de sugerencias: se podría hacer de este poema muchas lecturas diferentes, según cómo interpretemos el esqueleto, la muerte, el pasado y el presente, la verdad, las suposiciones, etc. Me gusta no quedarme con ninguna y pasearme entre todas las que se me ocurren, y descubrir otras nuevas a través de mis queridos contertulios.
Buenas noches!
Supongamos, pues, que también estamos
cansados de mirar hacia dentro,/que queremos estar junto a nuestra madre un ratito,
que un poquito de amor/sería suficiente para dejar
de llorar todos los recuerdos./Supongamos, es sólo un suponer,
que hemos sido felices alguna vez,/que no llueve esta tarde,
que estamos cansados de morir,/que aquí no ha pasado nada
y que escribir tiene/un extraño sentido verdadero,
supongamos.
Los comentarios o no comentarios de los últimos posts me indican lo que mi cuerpo ya sabía: que al final de la primavera estamos hechos polvo, que los trabajos y los días pueden con nosotros y que la poesía se queda esperando como el niño que nos hemos olvidado en la puerta de la tienda. A mí me ocurre: me esfuerzo en comentar este tierno poema, y no me quedan fuerzas, pero no porque me cueste, sino porque pensar cansa, y somos ya como un esqueleto en los últimos días.
Gracias Gonzalo, de todas formas, por hacernos más llevaderos estos tiempos.
Me llama la atención la segunda estrofa porque no sé si el dolor es lo que deja aflorar el sentido “verdadero” de la vida. Pensaré en ello en otro momento. Y me llaman la atención los versos con las ganas de llorar entre las gallinas, y todo terminó como un fandango y los esqueletos fumando y los amores perdidos y el precio de los cigarros y el poquito de amor de una madre para dejar de morir.
Me gusta la falta de pretensión de estas imágenes…y la lluvia, el agua que aquí no vivifica y nos sumerge en la angustia.
Me suena todo el poema a tango, a conversación con un amigo en una noche de mar, entonados, hablando del sentido de la vida:
-“Supongamos que te necesito para salir de entre los muertos, para salir de la oquedad”.
Y cada un@ tiene su “te” que puede ser tan solo un deseo, un pretexo, una ensoñación.
Y la escritura para atrapar los sentimientos, la poesía que dice cosas del hombre con palabras cotidianas. Me gusta la elección de Gonzalo y su comentario, su lectura del poema.
También aquí está el extrañamiento: “este no es mi cuerpo” pero “estos sí son mis ojos”. Los ojos de la memoria que duda, es un suponer, de la posible felicidad vivida. Y frente a la melancolía del vivir, el empeño de otras voces, tan fuertes y presentes…
"Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas"
Ojalá que la diosa Juno nos llene de toda clase de dones en estos días en los que el trabajo se convierte (igual es excesivo el tiempo que le dedicamos,) en el centro de nuestras vidas.
Suerte a tod@s y buenos resultados para l@s que os examináis de algo.
Hace ahora tres años, una de mis hermanas me telefoneó comucicándome el revuelo que había provocado en la ciudad (Palencia, donde nací) la muerte (¿suicidio?) de la pintora Patricia Gadea, colega precisamente de Cesteros, un artista muerto antes que P.G. se instalara en la ciudad y entregado al alcohol que los bares de la ciudad (la "Fenomenología de los bares de pueblo" de D.C. creo que explicaría este caso) le servían a trueque de sus cuadros, poblados de sombras con alguna luz siempre huidiza, cuadros hoy tan buscados que le han convertido en un mito. Y me preguntaba mi hermana que quién era esa P.G. y su exmarido Juan Ugalde y Dionisio Cañas, nombres que aparecían, con un cierto tono despectivo, en la noticia periodística. Al cabo de unas semanas la contesté revelándola los misterios del lenguaje "encriptado" del columnista y parece que conseguí tranquilizarla. Así que fue mi hermana quien me puso en la órbita del grupo "Estrujenbank" fundado, a finales de los noventa en Manhattan por P.C., J.U. y D.C., una experiencia que apenas duró un quinquenio. Hoy,la propuesta de Gonzalo es un modo de badila que descubre brasas que todavía guardan calor bajo la ceniza.
Pintura con un lenguaje de nueva figuración impregnada por la plástica del comic (P.G.); pintura de la desolación y la soledad, retrato ácido de la lujuria y la especulación urbanística, instalaciones corrosivas, llenas de ironía y burla de J.U (que sigue pintando en El Escorial); ambas como marcos edecuados para comprender el papel del poeta D.C. y la función de su lenguaje dentro del grupo.
En cuanto a este larguísimo cántico sorprende el tenso pulso que se establece entre la novedosa formalidad y el lenguaje muy próximo a lo doméstico y, ante todo, eléctrico. Rasgos que confirman la insularidad y el arrebato de su manera poética. Digo insularidad en un doble sentido: por una parte la obra de D.C. no supera el germen ya que la vida del grupo fue muy corta y no tuvo tiempo de reproducirse, quedando reducida a su persona, simple isla; y por otra, su misma novedad y originalidad no encontró eco entre la tribu poética. No obstante, aunque en algún momento podría quizás vislumbrarse semejanzas con las propuestas de ciertos grupos "antipoéticos", sin embargo el matiz arrebatador del otro rasgo le aleja totalmente de esta familia (un ejemplo de esto es el trabajo del colectivo "La Mancha Revolución", del que es inspirador D.C, con el que a veces colabora J.U.). Ese sentido arrebatador explica el tono de asombro y de suspensión con que se descubre y se vive las apariencias y mentiras de la realidad; un tono de asombro y de suspensión que parece envuelto siempre con un cálido paño.
Se entiende, pues, así que el mismo tñitulo del poema, "Un esqueleto escribe sus memorias" tenga mucho parecido con el de un libro del grupo "Estrujenbank": "Los tigres se perfuman con dinamita" (estilo "estrujenbank); el mismo que ese "esta mañana de destrucción y espanto" (estilo "Estrujenbank"); el mismo que ese "haya hecho falta tanto asombro para escribir"; el mismo que ese "la ciudad es hermosa hasta con la niebla"; el mismo que ese "que escribir no sea una obscena aventura de poetas"; e incluso el mismo que ese "supongamos" cuyo eco se repite varias veces.
Vuelvo de una semana de intensos trabajos manuales, así que perdonadme que me haya "expandido" en esta ventana con retraso.
Salud para tod@s que la necesitamos.
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