miércoles, 3 de septiembre de 2008

Joan Margarit -propuesta de Fernando


Venècia
------- A la Raquel

No sents com niua la vulgaritat
darrere les façades dels palaus?
Amor, que no siguem supervivents.
Que no ens adormi el somni d’aquests marbres
ni el dels maons rosats
que surten sota els panys d’estuc caigut.
Que no torni a engayar-nos la bellesa:
la ratlla de verdet semble sortida
del pinzell de Bellini, que perfila
el densos verds oliva dels Canals,
estancats com les venes d’un déu mort.
Tots els palaus són màscares que diuen:
Què són, sense el desastres, la vida i els poemes?

Venecia
--------A Raquel

¿Sientes cómo, detrás de las fachadas
de los palacios, la vulgaridad
hace su nido?
No seamos, amor, supervivientes.
Que no nos duerma el sueño de estos mármoles
o estos ladrillos rosa que aparecen
bajo un lienzo de estuco desplomado.
Que no vuelva a engañarnos la belleza:
esa raya de moho parece haber salido
del pincel de Bellini al perfilar,
con densos verde oliva, canales estancados
como si fuesen venas de un dios muerto.
Los palacios son máscaras que dicen:
¿Qué son, sin los desastres, la vida y los poemas?


Comentario

Margarit es un poeta que cabría considerarle en “la experiencia”, por usar ese adjetivo tonto, por su lenguaje y temas familiares, pero es sobre todo un autor de una grandeza elegíaca inusitada en la poesía peninsular. Lejos de la frivolidad de esa corriente es sobre todo un testigo de las emociones generacionales. Puede que no guste a muchos jóvenes, no está en esta corriente tan esteticista, mallarmiana, hermética y purista que domina el paisaje, pero me siento representado por él en eso que muy pocas veces consigue la poesía: hacerte sentir el latido de otra persona como si bombeara la sangre en tu oído. Supongo que los catalanohablantes le conocéis de sobra, para quienes no: es imprescindible.
.
.

7 comentarios:

Nuño dijo...

Buenas a tod@s. La propuesta de Fernando (me refiero, ahora,al acto de la elección, no a su contenido, del que también hablaré después) ha sido como "El Ave" (que aquí ¿todos? envidiamos)que me ha transportado de repente hasta Vic y me ha permitido recordar a amigos tan cercanos como Segismon Serrallonga, Lluis Solá y el poeta de Roda de Ter. Recuerdos que el poema de J.M. me los hace más vivos. Creo (escribo esto desde Morille,lejos de mi biblioteca, por eso dudo) que estos versos pertenecen a uno de sus últimos libros ¿"Cálculo de estructuras"? traducido al castellano por él mismo. Y por esto mismo no sé con qué quedarme, si con el original o con la traducción, porque ésta me parece magnífica, tanto, que más que traducción se me antoja poesía: si Fernando nos hubiera puesto solamente ésta, no hubiéramos casi echado en falta la original. Digo casi porque el poema en catalán resulta más rotundo en el lenguaje y más cortante y severo. No sé por qué pienso que la poesía de J.M. debe mucho a la arquitectura: en muchos de sus poemas encuentro el cuidado con que equilibra la extensión del poema y sus tensiones internas. Por ejemplo, en "Venecia" arranca con un interrogante que se abre al sentimiento y concluye con otro donde el entendimiento es capaz de encontrar sentido (y sentimiento) a la vida y a la escritura. Incluso veo también aquella vinculación en el sutil equilibrio con que juega con las emociones y las sensaciones, junto a una cierta timidez en su propia expresión. El último verso (en castellano) es un remate magnífico que define la maestría de J.M. Fernando, gracias por este viaje maravilloso que me has "pagado" y salud para tod@s.

meteco diletante dijo...

Últimamente todo son casualidades en las lecturas que hago, empiezo a pensar que en realidad sólo haya tres o cuatro temas que recorren toda la literatura universal, aunque con infinitas variantes; tantas como escritores. Dentro de unos días defenderé el trabajo de investigación, un intento de determinar las causas que provocaron la ruptura de Proust con Ruskin. Con el fin de señalar los defectos por los que no puede seguir con Ruskin, Proust escoge un pasaje donde aquél habla de las causas de la decadencia de Venecia. El poema de Joan Margarit refleja una Venecia ya decaída, castigada como diría Ruskin, precisamente por haber caído en una ensoñación, en un olvido de los mensajes y llamadas al espíritu que hay escritos en la basílica de San Marcos, a la luz de todos; lo que provoca un pecado público, merecedor de un castigo público. Un olvido que se parece mucho al sueño del que habla el poema, al que constantemente eres invitado cuando paseas por las calles de Venecia. Por mi antiguo trabajo tuve que ir frecuentemente a esa ciudad...después de trabajar paseaba distraído por sus callejas y canales, y la sensación que transmite el poema acierta con lo que sentía entonces. Venecia parece una ciudad dormida, bellamente dormida, es difícil escapar de su invitación al ensueño melancólico. Es muy poderoso el conjunto que forman los versos 8, 9, 10 y 11, especialmente el 11. Esa, esa y no otra es la imagen que resume todas mis experiencias venecianas en un sólo plano, ese verde estancado, las algas del mismo color que empiezan a colgar de la marca de agua que deja la marea alta, el pan de rana en las aguas más estancadas que reflejan con tonos oscuros las fachadas que se deshacen y se arrojan poco a poco a los canales. No podemos dejar de pensar: debió de ser siempre así, esta es la belleza de Venecia, su propia decadencia. Pero al mismo tiempo, también la sensación de que toda esa ciudad, como un dios, dominó el Mediterráneo. Los versos de Margarit nos hacen ver el primer y más evidente aspecto de Venecia como un engaño, un sueño, y nos hacen pensar que la Venecia que se dio forma tuvo otro espíritu. Me despista el último verso, esa pregunta final. No sé si se refiere a los desastres que provocó Venecia en otros lugares para darse su esplendor, o si es el desastre de la propia Venecia, cantar su decandencia, lo que permite que siga habiendo vida y poemas. Me inclino por lo primero, pues lo segundo nos situaría como supervivientes,como en el cuarto verso.

saludos.

meteco diletante dijo...

Claro que antes no me había detenido en la dedicatoria: " A la Raquel" -por cierto, qué entrañable resulta ese "a la" o "al" con el que los catalanes introducen la tercera persona en la conversación-. En tal caso, con la dedicatoria dominando el poema,surgen paralelismos con el anterior de María Rosal; se deja interpretar con las mismas categorías: ¿era esa la intención?

Josep E. Corbí dijo...

Me ha costado mucho encontrarme con este poema y no estoy muy seguro de haberlo conseguido. No consigo descubrir en sus imágenes nada que me deslumbre genuinamente y me permita ver algo inesperado en el papel que en nuestro imaginario juega el sueño de Venecia. Me emocionan tímidamente estos versos: "Amor, que no siguem supervivents' y 'Que no torni a enganyar-nos la bellesa', pero, como veis, no hay nada renovador en ellos.
Me diréis que el poema está anclado en un punto del tiempo y que debe de ser juzgado desde esa perspectiva; pero es que no me interesa juzgar a los pobres poemas, sino disfrutar y aprender de ellos. Y todo lo que digo es que, a pesar de vuestros comentarios, no he conseguido ni lo uno ni lo otro.

Beatriz dijo...

A mi me pasa un poco como a Pepo, me gusta mucho el poeta, que, además, en Barcelona, y en mi universidad es motivo de cita constante... y creo conocer más o menos bien, pero este poema en concreto tampoco me motiva especialmente. Creo que la manera más poderosa de leerlo es pensar Venecia como el destino de los enamorados, viajes de novios, etc. y entender que se utiliza aquí como alegoría-metonimia, de la propia realción amorosa, ellos son Venecia, y temen que su amor se convierte en la mera supervivencia, de lo que parece ser bello, pero está muerto por dentro, por la costumbre, la convención etc... En este sentido coincido en que hay un núcleo común con María Rosal, pero ella me parece más poderosa.
Y qué deciros más, que yo adoro Venecia, y que bien recorrerla con Thomas Mann, con La Conjuración de Venecia etc... o a pie, me gusta y me gustará siempre. Es la ciudad letal, muerta y poderosamente hermosa por ello. Sea en la versión turística o de decadencia ducal, siempre es y será contradictoria.

Nuño dijo...

Pepo y Beatriz, no intento convenceros de nada: el poeta escribe y publica s�lo (normalmente suele ser as�lo que considera que al cuarto lector (el poeta siempre se convierte en el primer, segundo y tercer lector satisfechos)le va a provocar tambi�n, al menos, satisfacci�n. No digo la misma: el que escribe y quien lee al que escribe arrancan de distintas intensidades; el primero, sujeto a constante freno; el segundo, libre de ataduras para poder leer su poema. Y, para mi lectura,en este poema, me resulta de gran hermosura (por la tensi�n emocional que denota) ese "�Qu� son, sin los desastres, la vida y los poemas?" (Yo, lector, dir�a, �qu� es, sin los desastres, la vida?); y me resulta tamb�n hermoso ese sentido moral (Rodrigo Caro y su It�lica y, m�s cercano, Gil de Biedma) y esa timidez en aconsejar que...que...; y en fin, me encanta esa forma de denunciar sin que sangre la denuncia. Salud para tod@s

Fernando Broncano dijo...

Tendría que haber dado mi lectura del poema, y por qué lo elegí. Me parece una reflexión sobre el viejo tema de ética y estética: no pensar en la belleza como algo externo a lo que nos agarramos para estimular emociones así como el alcohólico se agarra a su promesa de no beber para intentarlo sabiendo sin embargo que no lo hará: eso es el turismo más o menos, ejercicios de mala fe sartriana al fin y al cabo que dejan claras las costuras del deseo. El arte como estucos a los que se hace adicto el superviviente impide ver la tramas de la vida y el poema. Realmente no tengo la experiencia de Margarit (gran parte de su poesía está determinada por la experiencia de la pérdida de su hija Joanna, y es una meditación sobre la pérdida), pero me identifico con esa manera compasiva a la vez que distante de verse a sí mismo ante la vida. Curiosamente este poema es un canto de esperanza que invita a pasear por las venecias de esta vida de otra forma que como turista. Pero claro es mi lectura y mi vivencia.