miércoles, 1 de octubre de 2008

Prévert -propuesta de Diana

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Barbara

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Rappelle-toi Barbara

Il pleuvait sans cesse sur Brest ce jour-là

Et tu marchais souriante

Épanouie ravie ruisselante

Sous la pluie

Rappelle-toi Barbara

Il pleuvait sans cesse sur Brest

Et je t'ai croisée rue de Siam

Tu souriais

Et moi je souriais de même

Rappelle-toi Barbara

Toi que je ne connaissais pas

Toi qui ne me connaissais pas

Rappelle-toi

Rappelle-toi quand même ce jour-là

N'oublie pas

Un homme sous un porche s'abritait

Et il a crié ton nom

Barbara

Et tu as couru vers lui sous la pluie

Ruisselante ravie épanouie

Et tu t'es jetée dans ses bras

Rappelle-toi cela Barbara

Et ne m'en veux pas si je te tutoie

Je dis tu à tous ceux que j'aime

Même si je ne les ai vus qu'une seule fois

Je dis tu à tous ceux qui s'aiment

Même si je ne les connais pas

Rappelle-toi Barbara

N'oublie pas

Cette pluie sage et heureuse

Sur ton visage heureux

Sur cette ville heureuse

Cette pluie sur la mer

Sur l'arsenal

Sur le bateau d'Ouessant

Oh Barbara

Quelle connerie la guerre

Qu'es-tu devenue maintenant

Sous cette pluie de fer

De feu d'acier de sang

Et celui qui te serrait dans ses bras

Amoureusement

Est-il mort disparu ou bien encore vivant

Oh Barbara

Il pleut sans cesse sur Brest

Comme il pleuvait avant

Mais ce n'est plus pareil et tout est abimé

C'est une pluie de deuil terrible et désolée

Ce n'est même plus l'orage

De fer d'acier de sang

Tout simplement des nuages

Qui crèvent comme des chiens

Des chiens qui disparaissent

Au fil de l'eau sur Brest

Et vont pourrir au loin

Au loin très loin de Brest

Dont il ne reste rien.





Para Barbara

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Acuérdate Bárbara

Llovía sin cesar en Brest aquél día

Y marchabas sonriente

Dichosa embelesada empapada

Bajo la lluvia


Acuérdate Bárbara

Llovía sin cesar en Brest

Y me crucé contigo en la calle de Siam

Sonreías

Y yo también sonreía


Acuérdate Bárbara

Tú a quién yo no conocía

Tú que no me conocías

Acuérdate

Acuérdate pese a todo aquél día

No lo olvides


Un hombre se cobijaba en un portal

Y gritó tu nombre
Bárbara

Y corriste hacia él bajo la lluvia

Empapada embelesada dichosa

Y te echaste en sus brazos


Acuérdate de eso Bárbara

Y no te ofendas si te tuteo

Yo tuteo a todos los que amo

Aunque los haya visto sólo una vez

Tuteo a todos los que se aman

Aunque no los conozca


Acuérdate Bárbara

No olvides

Esa lluvia buena y feliz

Sobre tu rostro feliz

Sobre esa ciudad feliz

Esa lluvia sobre el mar

Sobre el arsenal

Sobre el banco d'Ouessant

Oh Bárbara

Menuda estupidez la guerra

Qué has llegado a ser ahora

Bajo esta lluvia de hierro

De fuego de acero de sangre

Y el hombre aquel que te estrechaba entre sus brazos

Amorosamente

Quizás ha muerto o desaparecido o vive todavía


Oh Bárbara

Llueve sin cesar en Brest

Como solía llover en otro tiempo

Pero no es lo mismo y todo está estropeado

Es lluvia desconsolada de duelo espantoso

Ni siquiera es ya tormenta

De hierro de acero de sangre

Simplemente nubes

Que revientan como perros

Perros que desaparecen

En el remanso de Brest

Y van a pudrirse lejos

Lejos muy lejos de Brest

Donde ya no queda nada.

----------De Paroles (1946)
----------Versión de C. Deplois


Comentario

María Jesus nos propuso hace unas semana un poema de Benedetti. El fue uno de los poetas favoritos de mi adolescencia, junto con Prévert (supongo que habrá sido el primer contacto que tuve con la poesía...). Casi como desafío a mi misma y mi historia me puse a releer Prévert, y me sigue gustando mucho. Me gusta sobre todo lo minimalista de sus poemas (el más extremo es, sin duda "Déjeneur du matin"). Con palabras completamente cotidianas, sin pretensiones, ni términos poco frecuentes o de difícil comprensión, con la más absoluta sencillez, pinta un cuadro enormemente emocionante (al menos a mi, "Déjenuer du matin" me sigue poniendo la piel de gallina).
Este poema, "Para Bárbara", siempre me resultó muy emocionante también. Hay dos inflexiones muy bellas, desde mi punto de vista, en el fluir del poema, como dos baldazos de agua fría. Prévert nos va pintando un cuadro familiar, una historia de amor que parece ser muy cercana al autor y de pronto dice:

"Y no te ofendas si te tuteo
Yo tuteo a todos los que amo
Aunque los haya visto sólo una vez"

Y nos descoloca, y vemos que sólo está describiendo un cuadro que una vez presenció accidentalmente, y notamos lo efímero y precario de la situación: un cuadro así descripto, de dos desconocidos, puede tener miles de complicadas situaciones antecedentes y posteriores que no se condicen con una sólida historia de amor como la que parece estar detrás de los primeros versos.
Y la segunda y brutal inflexión está en:

"Oh Bárbara
Menuda estupidez la guerra
Qué has llegado a ser ahora"

Después de pintarnos una idílica situación entre dos amantes, se nos cae encima la destrucción y la guerra, y más precario y más eíimero se vuelve todo, hasta quedar consumido en la nada en el último verso.
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11 comentarios:

Fernando Broncano dijo...

Prévert, Éluard, Char,... Pertenezco a una generación, o a un grupo de una generación (a lo peor compuesto por una sola persona)que tuvo en la cultura francesa de postguerra su más luminosa fuente de esperanza. Y de amor: en mis sueños siempre había una rubia que se abrochaba con gracia la gabardina o trinchera (no sé cómo se dice en argentino), el pelo al viento, una tarde de otoño. Me enamoré continuamente de esos seres inalcanzables, mis ojos adolescentes les seguían hasta descubrir que iban a encontrarse con otro. Este poema que Diana nos regala me sabe al cuarto de estar de mi juventud una tarde lluviosa de domingo en la que me quedé parado. Gracias.

gotamarina dijo...

Cada vez que se acerca la fecha en que deberías publicar un poema, Diana, me pregunto si publicarás algo o no, y qué. Hoy cuando vi el correo de Pepo anunciando tu poema de Prevert, fue como decirme "claro! tenía que ser!" y me preguntá si habrías subido Dejeneur du matin u otro. Me vino al corazón el recuerdo de una época, la misma que mencionás vos, el recuerdo de haber descubierto Dejeneur du matin gracias a que te lo enseñaron en la Alliance Française, y de ahí seguir leyendo a Prévert en un libro tras otro, turnándonos para leer el
mismo libro... Sin palabras. Este de Barbara me lo acuerdo de aquella época también. Las cosas que vos mencionas son las que más me gustan de Prevert también, y Dejeneur du matin es el paroxismo: las palabras comunes, tan usuales que parecen gastadas, y sin embargo usadas por él pueden sugerir una cantidad de emociones inmensas; el minimalismo de enfocar algo cotidiano con lupa y así lograr que adquiera una dimensión emocionante; bueno, todo lo que ya dijiste. Un abrazo!

Beatriz dijo...

Bueno, me siento ignorante, pero no comparto vuestro pasado-Prevert. De hecho lo he leído muy poquito, aunque me reconozco, como Fernando en esa persona que mira la escena de enamorados y se complace al verla. Me gusta la sencillez, como habéis subrayado, y la fuerza de las imágenes, en una combianción increíblemente sugerente. Me gusta también la idea de que la felicidad debe cogerse con fuerza cuando llega, apurarla, porque nunca se sabe cuándo se acabará...

Mi tio Celerino dijo...

Hola a todos de nuevo. Después de un verano de mudanza de ciudad, casa y vida me reincorporo al blog. Yo no había leído a Prévert y me ha producido un escalofrío. Siempre he pensado que la capacidad para reflejar la belleza estaba reservada sólo a unos pocos, si además se trata de escribir sobre lo que no es excepcional esa dificultad se vuelve todavía mayor. No puedo evitar emocionarme cuando leo y releo la escena descrita por Prévert y cuando me descubro feliz, también, en la contemplación de la escena feliz. Me sobrecoge la eternidad que se asoma en la belleza de lo fugaz. No sé hasta qué punto Víctor Jara fue lector de Prévert, pero este poema me ha traído a la memoria la canción "Te recuerdo Amanda" que recrea una situación igual en un contexto fabril y de lucha de clases. Ahí va la letra de Víctor Jara:
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.

Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.

Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.

gotamarina dijo...

Hola tio Celerino! Yo siempre pensé que la canción de Amanda venía del poema de Prevert, pero no sé si es así o no. En todo caso la situación es tan igual que no puedo pensar en la una sin pensar en el otro, y al reves, y al reencontrarme con Barbara pensé en Amanda, aunque no dije nada. Suerte con tus mudanzas y que todos los comienzos te sean auspiciosos.

Nuño dijo...

Hola a tod@s. Aunque sea casual, me parece un acierto que Huidobro ceda la "tribuna" a alguien que desde otra vertiente bebió, en otoño durante algunos años y en París, el mismo "beuajolais" y zapateó, también por los mismos años, el "barrio latino" y sus aledaños que tanto frecuentaba Huidobro. El elitismo del chileno y el callegismo de J.P. son sensibles a los mismos signos poéticos: la expresión de uno la recoge el otro. Por esto me gusta más el poema en francés que en castellano: todo el texto es un único espacio, sin estrofa alguna para ser contado de un tirón. Esta es la única sintonía entre H. y J.P., pero es suficiente para apreciar el curso formal de la escritura de J.P. "Cantor callejero", más que poeta callejero, porque muchos de sus poemas nacieron, precisamente, para ser cantados. No podía ser de otro modo: el material expresivo (un lenguaje de lo cotidiano, tal como se ha dicho ya en este blog), el sentido narrativo del poema y el intimismo escueto al que recurre siempre en algunos versos salpicados en el texto (el yo del poeta), se prestan muy bien para ser transformados en canciones ("Bárbara" fue más conocida como canción que como poema; Josep Korma y J.P. trabajaron unidos durante muchos años). Me alegra también la sintonía que se observa en todos los comentarios: J.P. no grita, canta; ni maldice, sólo se duele y vale. Por eso gusta, encanta y nos hace doler con su dolor. Y "donde ya no queda nada", nos queda sin embargo, y ya es bastante, el testimonio de quien antes vió lo que había. Salud para tod@s.

Josep E. Corbí dijo...

1. La primera parte del poema me recuerda a la atmósfera de algunas películas de Rohmer, o dos películas cuyo director no recuerdo. La segunda se rodó, transcurridos unos años, por los mismos actores para reavivar el encuentro que se produjo en la primera: 'Antes del amanecer' y 'Antes del atardecer'. Gozo en ellas de la celebración de los encuentros amorosos impregnada de la conciencia de su frágil liviandad. A diferencia de las dos películas mencionadas, lo que, en este poema, viene a truncar el aire y la lluvia, no son los lances cotidianos, sino la guerra. No sabíamos si valía mucho lo que hasta entonces estábamos viviendo, pero, tras la guerra, lo recordamos como un tiempo de inocente felicidad. Tan sutiles como nos creíamos al no poder dejar de ver la fragilidad en el encanto del amor, ahora descubrimos que estábamos ciegos, que eso eran juegos de niños comparados con la conciencia que la guerra nos haría alcanzar. Parece que no hay vuelta atrás y, sin embargo, casi todos logramos olvidar aunque nos quede una cojera, un gesto crispado.

2. Tío Celerino, me alegra oírte hablar, aunque sea para hacer comentarios casi tan cursis como los míos. ¿Ya estáis instalados? ¿Cómo lo llevan Martina y Bruno? Yo acabo de aterrizar en Londres y me desplazo por la campiña inglesa hacia el exilio.

gotamarina dijo...

Pepo: el director de cuyo nombre no lográs acordarte es Richard Linklater. Vi "Antes del amanecer" en Bs As hace muchisimos años y por muchas razones personales me encantó, y desde que supe de la existencia de su continuación estoy deseando verla, pero todavía no lo conseguí. Me acuerdo el final del comentario sobre "Antes del amanecer" hecho por un crítico de cine porteño habitualmente muy mordaz que sin embargo apreció esta película: dijo que las imágenes finales de Viena vacía al amanecer, los lugares por donde los amantes estuvieron juntos un único día, ahora ya sin ellos, eran de "una tristeza que emborracha".
Tu párrafo sobre la guerra, desde "No sabíamos... hasta "gesto crispado" es maravilloso.
Espero que tu llegada a destino sea todo lo bienaventurada que te merecés, y que puedas disfrutar esta experiencia enormente. Un consejo de amiga: que la distancia no te ponga melodramático, que un exilio si es voluntario no es exilio. Pero imagino que durante el tránsito hasta sentire instalado en tu nuevo lugar de residencia lo que predomina en tu ánimo es lo que has dejado atrás, no lo que has encontrado nuevo, por eso la sensación de exilio, más que de aventura, no? Mucha suerte con todo y hasta pronto.

Josep E. Corbí dijo...

Oh, lo siento. Los dos párrafos de mi texto respondían a dos estados de ánimo muy diferentes. El segundo era una broma y de sobra sé que lo mío no es exilio. Lamento haber usado esa palabra tan seria en tono de broma justo después de haber hablado de la guerra. Y Marina, tienes razón, me pesa lo que abandono, pero también lo que viví en Oxford, hace ahora 20 años. Mi cuerpo no puede dejar de creer que me va a volver a pasar lo mismo, que me acerco a gentes extrañas, ajenas a la calidez,que me obligarán a relaciones formales, cuando solo me interesa la cercanía, ya sea de otro o de mi mismo. Los días van mostrando que ese temor anclado en el pasado no responde a la realidad, que Sheffield no es Oxford. Creo ahora que seré feliz aquí.

meteco diletante dijo...

¡Grande este poema!, que trabaja por igual lo bello y lo sublime. Hay pares de versos que por sí solos merecerían una página, para podernos entretener sin ninguna distracción con ellos como: "Yo tuteo a todos los que amo - Aunque sólo los haya visto sólo una vez", por el lado de lo bello, y "simplemente nubes - Que revientan como perros", " Y van a pudrirse lejos...- Donde ya no queda nada". Seguro permanecerán como decoración de mi conciencia durante un tiempo, como un cuadro en una salita de estar.

Por otra parte la escena de la llamada a Bárbara y la acogida en los brazos con el contraste de la guerra que le sigue es realmente bella en su simplicidad. En este caso el comentario de Josep me parece especialmente relevante, los gestos más sencillos y cotidianos adquieren de repente una intensidad después de una desgracia absoluta, como pueda ser la guerra. Por gajes de mi antiguo trabajo ejercí durante muchos años de voyeur de escenas cotidianas, microhistorias de segundos que tenían la característica de dejar entrever en ellas la historia completa, esta escena me recuerda a muchas de ellas. Las imágenes en la conciencia surgen con facilidad pasmosa en esta lectura, y siempre que sucede esto no puedo dejar de celebrar el poema que lo causa.

saludos.

gotamarina dijo...

Pepo: me alegra escuchar que estás feliz, y si reaccioné ante la palabra exilio fue porque acababa de terminar una biografía de Timerman que me trajo a primera plana recuerdos de la última dictadura argentina; si no hubiera tenido eso tan fresco supongo que hubiera escuchado tu uso de la palabra exilio más como la sentías vos en ese momento. Supongo que no solo Sheffield no es Oxford, además tú no eres el mismo que hace 20 años; por no ponerme heraclítea y recordar que nunca nos bañamos dos veces en el mismo río, etc.

Meteco: qué intriga! A qué te dedicabas antes que te permitía ser voyeur de microhistorias? Suena interesante. Me gustó mucho lo de "permanecerán como decoración de mi conciencia durante un tiempo, como un cuadro en una salita de estar", me gustó la imagen.

Buena suerte para todos!