LA ESPERA
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Antes que suene el presuroso timbre
y abran la puerta y entres, oh esperada
por la ansiedad, el universo tiene
que haber ejecutado una infinita
serie de actos concretos. Nadie puede
computar ese vértigo, la cifra
de lo que multiplican los espejos,
de sombras que se alargan y regresan,
de pasos que divergen y convergen.
La arena no sabría numerarlos.
(En mi pecho, el reloj de sangre mide
el temeroso tiempo de la espera.)
Antes que llegues,
un monje tiene que soñar con un ancla,
un tigre tiene que morir en Sumatra,
nueve hombres tienen que morir en Borneo.
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Comentario
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Saludos de nuevo. He elegido este poema porque trata un tema que me tiene ahora mismo atrapada. Vivo en la espera, y aún así me resulta imposible comentarlo con palabras. Sólo puedo sentir cómo se ajusta a una distorsión de la realidad que se crea cuando esperas que algo llegue, o que algo se vaya, o que algo sea mejor, o peor.
Por eso mi comentario a este poema viene en forma de imagen, la imagen de uno los personajes de cerámica que pueblan el estudio y que forma parte de una serie que se llama así, la espera.
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