El hambre
el hambre
su alquimia pertinaz
transmutación violenta
en la costilla
tener un hombre vivo entre los dedos
tirárselo a la muerte
el hambre es una muerte
que se hace la olvidada
se demora
finge buscar su cita en la libreta
pero al final te toca
y es una brea
inarrancable
no deja cicatriz
o sustrae al más pequeño de la casa
lo convida
al baile helado
el hambre ocurre
esto lo escribo en Costa Rica
estamos en setiembre ochenta y cinco
pero resulta
la muerte aquí es católica apostólica
el sueño en que moramos no resiste
este grillete
así nadie comenta
el hambre queda en rasgo de mal gusto
la paz
aquí la paz se nutre con la sangre
Ana Istarú
Notas: Ante todo y todos, perdón por el retraso... no sé en qué día vivo y hoy casualmente paré en Pan de humo.
Leí este poema y lo creo muy ligado al problema mundial de hoy, de ayer y de mañana.
Estos miedos son también globales y puede que para todos o casi todos.
Hace 1 semana
2 comentarios:
Unas veces, leo y me emociono. Otras, leo y me sonrojo. Y otras, leo y me lleno de rabia por mi impotencia y nulo poder. Esto último me pasa ahora con el poema de A.I. que Azahara convierte
en una propuesta valiente y ardiente.
Esta poesía del hambre es "geografía del hambre", aquélla que en la facultad devoraba con rabia y me confirmaba que el hambre, la miseria y la pobreza no eran un fenómeno natural de este "valle de lágrimas", sino un atroz e interesado producto humano. No necesito volver a leer a Josué de Castro: este poema de A.I., con sólo ventiocho versos, es la "nueva geografía del hambre"; no necesito más relato.
El poema en sí responde sabiamente a la técnica de la cartografía del hambre: ningún punto, ninguna coma, sólo dos mayúsculas para señalar el lugar.
Un lenguaje eléctrico, abreviado, eliminando partículas ("pero resulta/ la muerte aquí...") como comidas por el hambre; con una
métrica contundente que dota de un ritmo nervioso a todo el poema. Poesía, en fin, de la pobreza cuando para muchos comer se hace un sueño muy lejano y para muchos también "un tema de mal gusto".
Salud para tod@s.
Me cuesta trabajo enlazar el poema con un problema actual, por más que lo leo no logro dirigirme a una imagen del hambre de hoy. Si dejo de leer, si pienso en el hambre con la memoria las imágenes llegan, pero tampoco con la fuerza que deberían. Me hace pensar en un olvido, o mejor dicho, en una desaparición. Mis abuelos y mis padres siempre me hablaban del hambre que pasaron, en el colegio siempre venían a darnos charlas sobre el hambre, pero poco a poco el hambre como discurso desapareció de mi vida, cosa de la que me he dado cuenta al leer el poema; constata algo que hubo y que desapareció. Y dicho esto, sé que el hambre existe, cómo no, y el poema tiene la virtud de levantar ese interrogante sobre la ausencia del discurso sobre el hambre, al menos en la mañana de hoy.
Respecto a la poética, me he entretenido con lo que señala Nuño, con esa ausencia de determinadas partículas lingüísticas, sobre todo nexos y puntuación, que no sé si se debe a una cartografía del hambre o a hacer espacio para las imágenes, esas que no me vienen, a excepción de una vieja hucha del día del Domund con un chino o un negrito en la tapa, o viejos posters en los pasillos de mi antiguo colegio.
Me gusta la tercera estrofa.
Saludos.
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