Gracias a la vida
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.
Gracias a la Vida
Comentario
Hace un mes, más o menos, murió Mercedes Sosa. Era una cantante argentina, tucumana, que seguramente conocerán por su voz potente y su compromiso político. Cuando yo era chica escuchaba sus discos, la mayoría con canciones folklóricas de la Argentina, que no me gustaban mucho; pero uno de ellos, un homenaje a la poetisa chilena Violeta Parra, sí que me gustaba mucho. Este poema que les propongo estaba en ese disco.
Como ya les comenté los poemas que siempre tengo en mente son canciones. Y como habrán visto la mayoría de ellos tienen que ver con el amor. Amor no sólo de pareja: amor a los hijos, a la tierra de uno, al sol, a las plantas, a las mascotas, a los sonidos, los olores, las palabras, a la vida.
Estoy en España, con mi sobrino Manuel y mi hermana Marina (la que hizo posible que este poema que encontré en internet sin signos de puntuación, tenga para ustedes la cadencia que tiene en mi cabeza, la que le dió Mercedes Sosa).
Gracias a la vida!
Hace 20 horas
6 comentarios:
Esta propuesta me toca muy directamente, porque estuve con Diana armándola juntas, y porque el recuerdo del que habla es un recuerdo compartido. En casa había discos de Mercedes Sosa, discos de Violeta Parra cantando sus propias canciones, y el disco del que habla Diana, donde figuraba exactamente esta versión cantada de la propuesta, que era un "Homenaje a Violeta Parra" cantado por Mercedes Sosa, y que se quedó conmigo para siempre. La conjunción de esas canciones tan profundas con la voz extraordinaria de Mercedes Sosa es magistal. A veces vuelvo a cantar esas canciones que me acompañaron siempre, y también pensé proponer en Pan de Humo "Gracias a la vida" y "Volver a los 17", otro poema maravilloso (curiosamente ya hablé de "Volver a los 17" y de Mercedes Sosa en la propuesta de Azahara de Silvio Rodriguez).
Creo que Diana quiso proponer esto ahora como homenaje a Mercedes Sosa, que es toda una institución argentina, super valorada por todos. Yo quisiera hablar de Violeta Parra, cantante, compositora, ceramista, bordadora. Les dejo un link donde podrán escuchar una versión de esta canción cantada por ella:
http://www.goear.com/listen/311e83d/Gracias-a-la-vida-violeta-parra
Me gustan tanto sus canciones que me tomé la libertad de subir al grupo google no sólo el poema propuesto por Diana sino también muchas otras letras; están sin la música, pero si buscan por ahí supongo que podrán encontrarlas completas. Y si no, me avisan y trato de pasarlas.
Los poemas/canciones de Violeta Parra suelen tener una estructura prístina, un lenguaje preciso y amoroso que me emociona mucho. En este por ejemplo disfruto con su estructura tan simétrica, tan exacta, y con el contenido que vierte sobre esa forma, el agradecimiento y amor hacia lo que somos y lo que encontramos en el mundo. Me emociona cada cosa que nombra y que nos hermana: la vista, el oído, la voz y el lenguaje, el impulso vital, las emociones humanas; me emociona el final en el que todos nos fundimos en lo mismo. De chica no podía entender cómo alguien capaz de sentir tanto agradecimiento por lo que la vida nos da pudo elegir rechazarla y suicidarse, como hizo Violeta. ¿Qué camino puede hacernos olvidar tanto todo esto? Me emociona Violeta en cada palabra. Nunca podría ser cantante más allá de mis pobres dotes musicales porque no puedo cantarla sin que se me quiebre la voz.
Anoche olvidé mencionar algo que me emociona de Violeta, tal vez por parecerme obvio, pero no lo es si no la conocen; y es su compromiso político: que haya tenido el coraje de decir todo lo que dijo, y encima decirlo en forma tan armoniosa (no es el mejor adjetivo pero dormí poco y no se me ocurre nada mejor); y que lo haya dicho cuando lo dijo y donde lo dijo.
Qué decir después de los dos comentarios, sentidos y certeros, de Gotamarina. Qué decir sino, consecuentemente, que gracias a Diana por esta "Gracias a la vida" y a Gotamarina por hacerme ver que una memoria pasada sigue siendo aún esta memoria presente.
Siempre tarareé con sus muchos intérpretes este canto universal de amor y nunca había leído el poema: lo canté pero no lo leí hasta estos días. Y el texto me ha hecho más grande ese himno y me ha desconcertado agradablemente, es cierto, descubrir el empeño y la maestría formal de la escritura de una poeta que para mí sólo consideré cantante hasta ahora. Así pues, voy a tratar de reparar este vergonzoso equívoco repensando un momento la formalidad propia del texto sde esta "Gracias a la vida".
Esa estructura prístina y simétrica a la que se refiere Gotamarina tiene mucho de sabio y profundo oficio: los decasílabos monorrimos sujetos a quintetos recrecen el ritmo interno del canto y someten el poema escrito (es decir, el sentido de la vista) al son del cántico (es decir, al sentido del oido). Y la última estrofa, un alarde más de oficio, se convierte en un sexteto, ante la necesidad de intensificar el tono amoroso de esta canción. Canción de amor de V.P. que la hemos convertido en nuestra canción de amor.
Salud para tod@s.
Qué decir de ciertas poesías que fueron nuestras en un sentido más corpóreo que intelectual. Violeta Parra, Mercedes Sosa: no puedo hablar de ellas como no puedo hablar de los míos. ¿Qué podría decir sino cuál fue mi relación con ellos?, ¿qué sentido tendría una interpretación o una evaluación? A quienes quiero les quiero, les entienda o no, les juzgue o no. He pensado tantas veces en la vida desde esta canción que no sabría decir si es una canción, una obra de filosofía, un lugar donde me refugié tantas veces, o el rostro de la vida.
Hablando hace poco con Josep, le comentaba que prescindía del elogio en los comentarios por no hacer de Pan de humo una página relamida, aunque a veces el elogio luche por salir de dentro. Hoy puedo hacer una excepción no sé porqué, quizás porque desde el estado en que leo hoy se me hace más patente lo mucho que aprendo cada vez que leo aquí.
Nuño casi siempre me deja sin palabras en el aspecto formal, poco más puedo decir del poema que me haya llamado la atención en ese aspecto, sólo señalar la anáfora del primer verso y el paralelismo sintáctico del segundo que se repiten sistemáticamente en todas las estrofas. Nunca me gustaron los recursos llamados de repetición, todo lo que se gana en ritmo y en simetría con ellos se pierde en una mecanización del poema, se recubre todo de una especie de tecnología de la escritura que me suele enfriar.
Otra cosa que me ha llamado la atención es la extraña mezcla entre el optimismo de la letra y la melancolía de la voz cantada. Hace unos años cuando venía de un GP en Estoril con la moto, paré en un pueblecillo portugués en el que todo se hacía a ritmo de fado. Todo era lento y solemne, como si estuvieran enterrando al pueblo entero, cada cual hacía sus cosas con un transistor al lado, seguían las letras y las melodías ensimismados, con mucha atención, y sólo hasta llegar a ellos paseando distraídamente te dabas cuenta de que tenían una sonrisa en la cara y que aquello era una celebración más que un entierro. Este poema-canción me recuerda todo aquello.
La semántica del poema me viene bien haberla leído hoy, justo después de unos días en los cuales me estaba preguntando seriamente si debía tomarme la vida en serio o a risa. Siempre me falta la parte del amor para acabar de hacer míos los poemas que propone Diana, aunque en este reconozco una belleza más allá de esa categoría, la de una historia muy bien contada en cada final de estrofa.
Saludos.
Perdón. Me releo y me doy cuenta de que donde pone decasílabos debeis decir dodecasílabos. (Gracias Meteco por tu benevolencia). Salud.
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