MIQUEL MARTÍ I POL
...................Aquest silenci
La tarda molt intensa m’ha portat
aquest capvespre plàcid.
Reposo els ulls cansats
en l’ordre dels prestatges plens de llibres,
en l’ordre de la cambra.
Es fa fosc lentament, s’encenen els llums,
i és més pausat el batec de la vida.
Estimo aquest silenci i aquesta hora,
i més ara que em gronxa fins a perdre’m
en el record de tu
que mai no m’abandona.
(Els bells camins, 1984-1985)
...................Este silencio
La tarde muy intensa me ha traído
este anochecer plácido.
Reposo los ojos cansados
en el orden de los estantes llenos de libros,
en el orden de la habitación.
Oscurece lentamente, se encienden las luces,
y es más pausado el latido de la vida.
Amo este silencio y esta hora,
y más ahora que me mece hasta perderme
en el recuerdo de ti
que nunca me abandona.
Comentario.
Me pasa con algunos autores que más que autores me parecen estados de conciencia. Con Martí i Pol me sucede. Conocí la poesía de Martí i Pol a partir de la noticia de su muerte hace seis años. Curiosamente me sucedió lo mismo con Samuel Beckett que es, también, otro de esos autores de los que hablaba antes. Me emociona de la poesía de Martí i Pol el ambiente de reposada intimidad que genera, la placidez sencilla y hermosa de las escenas y los gestos más minúsculos, la humanidad que rezuma toda su escritura. No deja de estar el camino, como dice en otro poema, lleno de dudas y temores, pero también pleno de ganancias, de las cuales probablemente la más importante sea el descubrimiento que hacemos de nosotros mismos. Me fascina que el cansancio en la hora del ocaso se traduzca en un latido pausado que le trae el recuerdo de la persona perdida, pero un recuerdo dulce y amable. Me resulta una muy hermosa invitación a experimentar mi propio mundo de otra manera: más serena, más plácida, más pegada a la tierra y a lo que amo y más alejada, cada vez, de toda esa prosa del mundo que me inquieta y me descoloca. Me costó mucho escoger el poema (cambié de opción unas seis o siete veces) y no he tenido acceso a la edición castellana, así que me he visto obligado a perpetrar una traducción, disculpas. Un abrazo
Hace 1 día
6 comentarios:
Desafortunadamente desconozco la obra de Martí i Pol y agradezco mucho la elección de este poema.Valoro su gran placidez.Pero la calma de los versos, el recorrido manso por el interior de la voz que habla, que parece hablar cerrando los ojos, creo que se hace irresistible cuando habla de alguien que ya es recuerdo.Son lugares en los que se regodea el poema y que forman parte de nuestra intimidad, se echa una ojeada hacia dentro, y no me extraña que este camino tenga lugar entre la tarde y el anochecer. Creo que son éstos los bellos caminos que indica el título del poemario.
Recuerdo ahora cuando en "En busca del tiempo perdido" se habla del camino de "Meseglise", y el protagonista recuerda la belleza de aquel camino que recorría cuando era niño de vuelta a su casa con sus padres, y cuenta con detalle las plantas, los arbustos y las flores que crecían allí.
Volviendo al poema y a lo que señalaba, creo que son estos elementos los que le dan peso y lo hacen inolvidable, en mi opinión.
Por estas cosas tengo la sensación, no sé si equivocada, de que es un poema de madurez, de ocaso, escrito en un momento de la vida en la que se llega a este tipo de reflexiones y sensaciones, desde la distancia y con tiempo, quizá aquí hay una palabra clave: el tiempo. El poema está lleno de tiempo, y también de silencio.
Por último quiero decir que, agradeciendo la buena intención de mi querido compañero al traducir, evidentemente, el original es insustituible(un guiño para el traductor)
Hasta la próxima.
Sí, coincido con Gigli en que "el poema está lleno de tiempo" y, en ello, reside su mayor atractivo. De lo que no me siento tan seguro es de que el tiempo del poema esté lleno. No asoma en él ni sombra de sospecha sobre esa placidez de la que habla ni me conduce a vivirla de un modo diferente al esperado. Cuántas veces no habremos escrito cado uno de nosotros ese poema y, sin embargo, no puedo dejar de sentir falsedad en esa experiencia de la melancolía. Excesivamente egocéntrica, encerrada en la propia habitación, alejada de la penumbra nutriente en la que uno deja que el mundo resuene.
Conozco poco la obra de Martí i Pol pero le tengo mucho cariño, porque le tengo mucho cariño a la persona que me lo dio a conocer. Cuando nos vinimos a vivir a España pasé dos años de inmigrante ilegal viviendo en un lugar de pesadilla, y los refugios que encontramos fueron la biblioteca pública del pueblo y sus bibliotecarios, y la escuela pública de mi hijo y sus maestras, especialmente la que entonces era su directora, una mujer admirable que sigo amando desde entonces. Ella me habló con tanto amor de Martí i Pol que me trasmitió su cariño. Leí poco de él, pero creo que sus poemas tienen esa sencillez que si nos toca es maravillosa, pero si no nos conmmueve puede parecer afectada, como le pasa a Pepo con este poema, por lo que entiendo. A mí me gusta la contraposición entre la tarde intensa y el anochecer plácido, y que una haya provocado al otro: de la intensidad se ha pasado a la placidez, se descansan los ojos sobre los libros, pero no leyéndolos (cosa que seguiría cansando los ojos), sino disfrutando su orden en las estanterías. Es un refugio (puedo entenderlo, como dije me refugiaba en la biblioteca, y no para leer, sino para escapar de la turbulencia que me esperaba afuera). También me gusta la contraposicion entre lo que oscurece y las luces que se encienden. En cambio el final no me llega tanto, me gustaría más que esa placidez sea parte del mundo, no que tenga que ver con el recuerdo de alguien en concreto. También me pasa que me desorienta un poco la sensación de que el recuerdo de esa persona aparece en un momento dado para a continuación decir que está siempre presente. Serían distintas formas del recordar, tal vez.
Bienvenido Gigli. Siempre que me voy de viaje pienso que al volver podré ponerme al día con los dos o tres poemas que se hayan publicado durante mi ausencia, pero la realidad es que el regreso espiritual me suele llevar mucho más tiempo que el regreso físico, y cuando por fin puedo acercarme a Pan de humo para aportar algo, es tanto lo que ya se dijo en las semanas pasadas que prefiero ni abrir la boca. Leí los poemas propuestos y los comentarios, muy hermoso todo. Espero que hayan empezado muy bien este año del cual ahora sólo nos queda transitar once meses en vez de doce. ¡Saludos atrasados!
Aunque siento cierto pudor en comentar la propuesta de Pablo, he de confesar que la razón de mi emoción reside más en el contexto en el que me siento particularmente involucrado que en el poema en sí y en el propio autor del mismo.
El poema en sí. Tarde intensa y cansancio; reposo, latido pausado y silencio; luz; y muerte. Palabras sencillas que nos son familiares pero que nos parecen oidas por primera vez porque nos vienen destiladas por el pudor exquisito y el lirismo sereno de una voz iluminada por el dolor. Palabras sometidas a una métrica cuya sabiduría las hace sonar como si fueran canciones de nuestro propio dolor.
Miquel Martí i Pol vive su madurez entre el año 1976 y 1990 cuando se escribe este poema, etapa de apertura, de optimismo y de dominio de su rigor expresivo.
Y el contexto. Viví en Vic (Osona)entre 1971 y 1977, a menos de veinte kilómetros de Roda de Ter, donde nació y vivió M.M.P. Vivimos la intensidad de aquellos años, nos encontramos en muchas ocasiones; acudí con muchos amigos a su casa, siempre en demanda de su ayuda y nunca nos la negó. Le conocí cuando ya la esclerosis múltiple se hizo visible(dedicarte sus obras, en una bellísima letra a bolígrafo, se convertía en una escena dolorosa y emocionante). Si a M.M.P. se le conocia como el poeta del pueblo fue porque siempre su poesía se interesó por sus preocupaciones y sus esperanzas y ese pueblo se sintió a su vez conmovido por el poeta.
Ese "record de tu/ que mai no m`abandona" se refiere a Dolor Feixa que murió en 1984 y que hasta entonces fue su solícita compañera.
Para Pablo, gracias por la propuesta y la buena traducción.
Salud para tod@s.
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