miércoles, 4 de junio de 2008

Wallace Stevens -propuesta de Jesús Vega


Wallace Stevens. Notes towards a supreme fiction

It Must Be Abstract


I

Begin, ephebe, by perceiving the idea
Of this invention, this invented world,
The inconceivable idea of the sun.

You must become an ignorant man again
And see the sun again with an ignorant eye
And see it clearly in the idea of it.

Never suppose an inventing mind as source
Of this idea nor for that mind compose
A voluminous master folded in his fire.

How clean the sun when seen in its idea,
Washed in the remotest cleanliness of a heaven
That has expelled us and our images . . .

The death of one god is the death of all.
Let purple Phoebus lie in umber harvest,
Let Phoebus slumber and die in autumn umber,

Phoebus is dead, ephebe. But Phoebus was
A name for something that never could be named.
There was a project for the sun and is.

There is a project for the sun. The sun
Must bear no name, gold flourisher, but be
In the difficulty of what it is to be.


Wallace Stevens. Notas para una ficción suprema

Debe ser abstracto

I

Empieza, efebo, por percibir la idea
de esta invención, este mundo inventado,
la inconcebible idea del sol.

Debes hacerte de nuevo un hombre ignorante
y ver con ojo ignorante el sol de nuevo
y verlo claramente en la idea de sol.

Nunca supongas que una mente inventora es la fuente
de esta idea ni compongas para esa mente
un voluminoso dueño envuelto en su fuego.

Qué limpio el sol cuando visto en su idea,
lavado en la más remota limipieza de un cielo
que nos ha expulsado con nuestras imágenes....

La muerte de un dios es la muerte de todos.
Yazga el purpúreo Febo en cosecha umbría,
dormite y muera Febo en umbría otoñal,

Febo ha muerto, efebo. Pero Febo fue
un nombre para algo que nunca pudo nombrarse.
Había un proyecto para el sol y lo hay.

Hay un proyecto para el sol. El sol
no debe tener nombre, florecedor de oro, sino ser
en la dificultad de lo que él va a ser.


It must change


VII

After a lustre of the moon, we say
We have not the need of any paradise,
We have not the need of any seducing hymn.

It is true. Tonight the lilacs magnify
The easy passion, the ever-ready love
Of the lover that lies within us and we breathe

An odor evoking nothing, absolute.
We encounter in the dead middle of the night
The purple odor, the abundant bloom.

The lover sighs as for accessible bliss,
Which he can take within him on his breath,
Possess in his heart, conceal and nothing known.

For easy passion and ever-ready love
Are of our earthy birth and here and now
And where we live and everywhere we live,

As in the top-cloud of a May night-evening,
As in the courage of the ignorant man,
Who chants by book, in the heat of the scholar, who writes

The book, hot for another accessible bliss:
The fluctuations of certainty, the change
of degrees of perception in the scholar's dark.


Debe cambiar

VII


Después de un brillo de la luna, decimos
que no necesitamos de ningún paraíso,
que no necesitamos himno seductor alguno.

Es verdad. Esta noche las lilas magnifican
la fácil pasión, el amor siempre presto
del enamorado que tenemos dentro y aspiramos

un olor que no evoca nada, absoluto.
En plena mitad de la noche nos encontramos
con el olor purpúreo, la abundante floración.

El enamorado suspira como por la dicha accesible,
que puede al aspirar llevar dentro de sí,
poseer en su corazón, ocultar y conocido nada.

Porque la fácil pasión y el amor siempre presto
son de nuestro nacimiento terreno y de aquí y ahora
y de donde vivimos y de todas las partes en que vivimos,

como en la nube cimera de una noche-tarde de mayo,
como en el valor del hombre ignorante,
que canta según el libro, en el ardor del docto, que escribe

el libro, ardiendo en deseos de otra dicha accesible:
las fluctuaciones de la certidumbre, el cambio
de grados de percepción en la oscuridad del docto.


It Must Give Pleasure

VI

When at long midnight the Canon came to sleep
And normal things had yawned themselves away,
The nothingness was a nakedness, a point,

Beyond which fact could not progress as fact.
Thereon the learning of the man conceived
Once more night's pale illuminations, gold

Beneath, for underneath, the surface of
His eye and audible in the mountain of
His ear, the very material of his mind.


So that he was the ascending wings he saw
And moved on them in orbit's outer stars
Descending to the children's bed, on which

They lay. Forth then with huge pathetic force
Straight to the utmost crown of night he flew.
The nothingness was a nakedness, a point

Beyond which thought could not progress as thought.
He had to choose. But it was not a choice
Between excluding things. It was not a choice

Between, but of. He chose to include the things
That in each other are included, the whole,
The complicate, the amassing harmony.


Debe dar placer

VI

Cuando a la medianoche larga el Canónigo se fue a dormir
y las cosas normales a bostezos se hubieron hecho desaparecer,
la nada era una desnudez, un punto,

más allá del que los hechos no podían progresar como hechos.
Por consiguiente el saber del hombre concibió
una vez más las pálidas iluminaciones de la noche, el oro

por debajo, muy por debajo, de la superficie de
su ojo y audible en la montaña de
su oído, el material mismo de su mente.

De modo que él era las alas ascendientes que veía
e iba sobre ellas por los astros exteriores de las órbitas
descendiendo al lecho de las niñas, sobre el que

yacían. Entonces con enorme patética fuerza
voló directamente a la corona extrema de la noche.
La nada era una desnudez, un punto

más allá del que el pensamiento no podía progresar como pensamiento
Tenía que elegir. Pero no era una elección
entre cosas que se excluyen. No era una elección

entre, sino de. Eligió incluir las cosas
que están una en otra incluidas, el todo,
la complicada, la acumuladora armonía.


He de agradecer a vuestra pasión por la poesía el que haya regresado sobre lecturas que había abandonado hace años, y con ellas recupero una parte de esa intimidad con la palabra que sólo el ritmo poético puede darnos. Lo más adecuado -me parecía- era volver sobre los últimos poemas leídos entonces. Os ofrezco tres cantos del largo poema Notas para una ficción suprema de Wallace Stevens. Cada uno pertenece a una de las secciones del poema. Perdonaréis mis tímidos y escasos comentarios, mi falta de voz poética. ¿Es la suprema ficción la poesía misma? La poesía restituye la realidad en su plenitud, y la plenitud la alcanza en la idea. Ni imágenes ni nombres, ni la mente creadora, dan forma a esta realidad plena. La ficción suprema debe ser abstracta, cambiar y dar placer. El ritmo poético es una especie de ritmo cósmico, la esencia de las cosas es cambiante en la idea del poema. Música, movimiento, fuerza, transformación, metáfora: formas de la novedad del mundo, formas del propio poema. En el poema desaparecen las cosas ordinarias y en la desnudez del mundo busca descubrir lo real despojándose de vacuas ficciones impuestas por el pensamiento. Los cantos elegidos espero que reflejen, al menos en parte, este extraño orden y armonía de la ficción suprema. Debemos a Javier Marías la espléndida traducción.

5 comentarios:

Fernando Broncano dijo...

La poesía de Wallace Stevens es a la vez cercana y difícil. Es una poesía concebida como conocimiento, no como experiencia, ni como narración. Nace de la idea de que la imaginación llena el mundo, lo constituye, hace de la búsqueda de la verdad y la realidad un camino que transfigura a ambas. Así, sus poemas están llenos de referencias a cosas invadidas por asociaciones imposibles que a veces se acercan al surrealismo:
por debajo, muy por debajo, de la superficie de/
su ojo y audible en la montaña de/
su oído, el material mismo de su mente.
Difícil de traducir e interpretar: si traducimis en el segundo poema Canon por canon, en vez de por canónigo, personalizando un ser extraño, el poema se vuelve misterioso en lo metafísico. Stevens, a quien leo mucho encuentra lo poético en el discurso sobre la realidad, no en los silencios como los místicos sino en la misma forma de describirlo. En muchas cosas me lleva a Calderón.
Inquietantes disquisiciones.

Nuño dijo...

Lo siento. Vivo en "las ant�podas" del ingl�s y he de confesar que me inquieta la evidencia de que para llegar hasta el poeta de nada sirven los atajos, s�lo hay una senda. As� que me conformo con acercarme, traduciendo yo la traducci�n que leo, siendo consciente de la sensaci�n de futilidad en que consiste este ejercicio. Quiero pensar que Jes�s se haya apiadado un poco de nosotros al proponernos tres poemas con la misma unidad estr�fica y con la seriedad propia del canto. El primer canto es un c�ntico al poder de la palabra, al poder del poeta que funda la vida, la luz, nombr�ndolas de nuevo. La belleza, canta Wallace en el segundo, se sustenta en s� misma, no necesita de para�sos ni de himnos, ni de libros. En fin, elegir la armon�a es la elecci�n suprema a la que canta el poeta en el �ltimo. (Creo saber c�mo suenan a pesar de mi sordera). Salud para todos.

Josep E. Corbí dijo...

Me gusta esta observación de Jesús

"El ritmo poético es una especie de ritmo cósmico"

Creo haberla vivido el otro día cuando las palmeras se agitaban para anunciarnos la tormenta. La sensación era esta:

La palmera se agita despavorida, nos anuncia la tormenta que se aproxima, nos inspira temor, el abdomen se tensa, dibuja en sus músculos los abanicos angustiados de las palmas, laten los unos al ritmo de las otras. La mano busca deshacerse de la angustia, se deja arrastrar por la tensión del abdomen, escribe en el lenguaje de su cuerpo; busca, se pierde, encuentra un orden que se hace eco de los dibujos de las palmeras, inscritos en la tensión de su abdomen, pero ese orden ya es otro, más que miedo nos inspira compañía; al fin y al cabo, acabamos de descubrir que somos eso, ese ir y venir de las palmas, ese ir y venir de las palmas a los músculos de nuestro abdomen, al gesto de la mano, a la sintaxis agitante del poema. ¿Qué queda, entonces, de la añoranza del paraíso? ¿Qué paraíso? ¿Se perderá allí ese ir y venir, ese miedo y esa angustia, esa expresión recogida en las palmas, en el abdomen y en el poema? No hace falta que brille la luna, basta con que se agiten las palmeras.

After a lustre of the moon, we say/
We have not the need of any paradise,/
We have not the need of any seducing hymn.

Después de un brillo de la luna, decimos/
que no necesitamos de ningún paraíso,/
que no necesitamos himno seductor alguno.

Beatriz dijo...

Comparto con Nuño la extrañeza de la lengua, leer poesía traducida, aunque la traducción se excelente, me sigue pareciendo una lectura en lengua extranjera. No sé por qué cuando he leído estos poemas me ha venido a la mente un verso de Panero, supongo que porque yo también "necesitaba traducirlos": "Para inventar a Dios el poeta busca dentro del pecho su propia semejanza y no la encuentra", este mismo poema también habla de una escritura que es "Como las olas de la mar traquila". El poema de Panero conecta con Stevens en dos interrogantes: el poder de la palabra como creadora de realidad y el "ritmo cósmico" del que habla Pepo. En definitiva éste es el origen de la poesía, el de la palabra ritual y performativa... En estos tiempos de Bolonia, donde tantas cosas qe me interesan parecen destinadas a desaparecer, me gusta pensar que los poetas todavía pueden cambiar el ritmo del universo...

Nuño dijo...

(Sólo para pedir disculpas). Siento de veras que mi duende mecanográfico caprichosamente haya jugado con algunos de los signos. Aunque se pueda leer, me avergüenza el resultado. De todas formas, tomadlo com prueba palpable del estado informático en un medio rural castellano, con una "red rural", con un servicio de "banda ancha" dicen (alguno lo moetejad "manga ancha") y unos ordenadores nal alcance de cualquier manejo caprichoso. Desde uno de ellos escribí precisamente mi comentario si que apareciera el resultado. Por cierto, hay mucho de juego poético en los dedos de mi duende: Francisco Pino tituló uno de sus mejores libros "Méquina dalicada").