miércoles, 29 de octubre de 2008

Novalis -propuesta de Meteco Diletante

.
He seleccionado un fragmento de los “Himnos a la Noche” de Novalis, y de una forma u otra hace de contrapunto al poema de Claudio Rodríguez que publicó Nuño. Si ansiamos la claridad para dar forma a algo, también ansiamos la noche y su confusión sobre la que intentar formar o iluminar algo, aclarar nebulosas. En los Himnos a la noche hay partes  estróficas y otras no; me hubiera gustado escoger alguna estrofa por presentar algo formado, pero los fragmentos que más me atraen por contenido no son estróficos.   
.
“Pero me vuelvo hacia el valle, a la sacra, indecible, misteriosa Noche. Lejos yace el mundo –sumido en una profunda gruta- desierta y solitaria estancia. Por las cuerdas del pecho sopla profunda melancolía. En gotas de rocío quiero hundirme y mezclarme con la ceniza. –Lejanías del recuerdo, deseos de juventud, sueños de la niñez, breves alegrías de una larga vida y vanas esperanzas se acercan en grises ropajes, como niebla del atardecer tras la puesta del sol. En otros espacios abrió la luz sus alegres tiendas”.
 ....................Novalis, “Himnos a la Noche”, I

.

11 comentarios:

meteco diletante dijo...

Viendo el comentario inicial publicado, me doy cuenta de que me expresé mal. No quise decir "ansiamos la claridad para dar forma algo", sino que mi intención era la de decir "somos claridad", en el sentido de ser luz, damos forma pero no porque utilicemos la luz, sino que en eso consistimos cuando damos concepto a algo. Creo que ese es el sentido le da a la claridad Claudio Rodríguez. La noche sería tanto como la materia sobre la que trabajar, como también una propiedad, igual que somos luz también somos noche, y tan necesario se me antoja una cosa como la otra.

saludos.

gotamarina dijo...

Tengo sólo 10 minutos, dejo mi primera impresión y después sigo mejor. Al primer golpe de ojo, más afectada por el ritmo y la cadencia del fragmento de Novalis (de quien nunca leí nada) que por su análisis, me hizo acordar a algo, otro fragmento que recopilé y tengo en casa:

"Esta es la noche. Yo soy un hombre solitario que fuma en un sitio cualquiera de la ciudad; la noche me rodea, se cumple como un rito, gradualmente, y yo nada tengo que ver con ella. Hay momentos, apenas, en que los golpes de mi sangre en las sienes se acompasan con el latido de la noche. He fumado mi cigarrillo hasta el fin, sin moverme.
Las extraordinarias confesiones de Eladio Linacero. Sonrío en paz, abro la boca, hago chocar los dientes y muerdo suavemente la noche. Todo es inútil y hay que tener por lo menos el valor de no usar pretextos. Me hubiera gustado clavar la noche en el papel como a una gran mariposa nocturna. Pero fue ella la que me alzó entre sus aguas como el cuerpo lívido de un muerto y me arrastra, inexorable, entre fríos y vagas espumas, noche abajo."
Juan Carlos Onetti: El pozo.
(Onetti, patriarca de las letras uruguayas y rioplatenses. Si no leyeron a Onetti ni voy a pensar que fue por distraccion o juventud, pero sí les sugiero que alguna vez le echen un vistazo). Aunque sin las 60 páginas anteriores de la nouvelle este fragmento puede perder parte de us melancolía.

Meteco: me gusta tu idea de que somos luz y somos noche y que necesitamos a ambos.
Me voy a buscar a mi hijo a la escuela, vuelvo cuando pueda.

Mª Jesúsearerine dijo...

Poco a poco os voy conociendo, y cada vez con más frecuencia deseo participar con mis comentarios en el blog. Saludos a todos y, Marina, otro día oiré tu voz comentando un poema de Benedetti. Vuelve a salir el sol. Entiendo que la Noche, aquello que la razón no alcanza a comprender, adquiera por esa razón naturaleza sagrada, y de ahí la atracción que los místicos sentían por la verdad imaginada. El mundo se convierte en gruta y en desierto cuando el cuerpo y el alma están heridos. Pero hay algo de religioso en este texto que no me acaba de conmover, la expresión “en gotas de rocío quiero hundirme”. ¿Qué bálsamo es ese para las heridas? ¿Otra vez la Salvación Eterna? La consciencia de un final cierto puede entorpecer los últimos pasos de nuestro camino. Lejos de querer desentrañar los misterios de la Noche, mi alma se prepara (creo que entendí que también la tuya, Josep) para el juego, para gozar de la luz provocadora que todavía me queda. Y en la provocación alentadora de los sentidos y los afectos busco la redención de mi cuerpo. La nostalgia, la espera, nos paraliza. Acepto que no hay dioses y acomodo mi jardín (no Paraíso) con las flores que me gustan. Quizá resulte un comentario excesivamente personal, pero hoy estoy así, con ganas de hablar y compartir. Un abrazo a todos.

meteco diletante dijo...

Gotamarina, no conocía a Onetti, esto es una de las cosas que más me atrapa de esta página, la de las aportaciones que se ofrecen en los comentarios. Ya te pregunto por mail sobre obras de él, me gustaría echarle un vistazo. Se aproximan mañanas libres para leer.

Por comentar también lo de Mª Jesús: sí, el poema está trucado, entendiendo por esto que hay una experiencia mística personal del poeta que produce esos Himmnos, y al final esa experiencia personal deriva hacía una mística a lo protestante, muy personal e íntima. Digo trucado porque uno siente una especie de decepción siempre que halla el referente de un poema, como cuando en un truco se descubre el artificio que provocaba la ilusión. Novalis perdió a su amada, y una tarde frente a su tumba tuvo una experiencia de reencuentro con ella en un plano espiritual, donde reina la noche, el sueño, el espíritu.

No obstante esto, quería salvar la expresión de "en gotas de rocío quiero hundirme y mezclarme con la ceniza", no interpretándola como bálsamo, sino como la imagen de un cuerpo traspasando, como si fuera un fantasma que no se detiene ante nada físico, la superficie de la tierra para mezclarse con los restos de su amada.

Pero como suele suceder, otros (el idealismo alemán) vieron un reino recien descubierto, la Noche, hallaron en Novalis metáforas apropiadas para explorar ese nuevo reino, y lo que fue una experiencia personal y mística de ha proporcionado imágenes para fijar un universal humano; si la luz sirvió de metáfora de la razón, la noche se erigió como la más adecuada para señalar todo lo que queda de cogito cuando quitas la razón. Creo en el caso de Novalis es tan importante el uso que se ha echo de él como él mismo, dígase Hegel, o Rilke: "Oh el Neptuno de la sangre, oh su terrible tridente. -Oh el oscuro viento de su pecho, que sale de la retorcida caracola. -Escucha como la noche se abre en valles y se ahueca. -Vosotras, estrellas, -¿no viene de vosotras el gozo del que ama al ver el semblante de su amada?..."

saludos.

Josep E. Corbí dijo...

María Jesús, no te conozco, solo sé de ti por Pablo Ferri, otro de los estimados mirones de pandehumo, con quien me entiendo sin hablar -o eso creemos, o eso creo que creemos; pero las palabras de tu comentario han llegado a mí como un recordatorio en momentos de zozobra. El texto de Novalis parece que nos invita a aceptar la noche, pero acaba en un ejercicio de nostalgia. La Noche no le llena porque, a pesar de los grandiosos adjetivos que la acompañan, no logra el narrador sumirse en ella, solo QUERER sumirse en ella ("en gotas de rocío QUIERO hundirme y mezclarme con la ceniza") y, sin embargo, su mente y su cuerpo se pierden en ensoñaciones nostálgicas ("lejanías del recuerdo, deseos de juventud,....). Así que, a pesar de la exaltación de la Noche, el narrador acaba por descubrirnos que teme la noche y que huye de ella a través de la melancolía y la grandilocuencia. Por eso, María Jesús, tus palabras "El mundo se convierte en gruta y en desierto cuando el cuerpo y el alma están heridos" creo que recogen mi experiencia del fragmento. Novalis se relame, impúdico, sus heridas y, encima, pretende haber salido victorioso por su capacidad casi sobrehumana de sumirse en la noche. Exponerse a la noche es otra cosa -Rilke lo describe bastante bien- y su aceptación dolorosa, seca, es sorprendentemente fructífera y sus frutos tus palabras los describen hermosamente: "gozar de la luz provocadora que todavía me queda. Y en la provocación alentadora de los sentidos y los afectos busco la redención de mi cuerpo." Un abrazo y gracias.

Beatriz dijo...

Después de un par de poemas que no he podido comentar por no disponer de tiempo de internet estas semanas, he leído todo lo que habéis escrito de este poema y de los otros y me hace feliz ver que ha sido tanto y con nuevas voces que se van incorporando y diciendo las cosas con fuerza. Coincido con Pepo en que la noche es algo que se desea, que se anhela, pero que no se alcanza, hay un "deseo de noche", que es falaz, porque otras cosas tiran del poeta, recuerdos, interferencias... Rilke explora la noche, pero también los místicos a los que vosotros hacéis referencia tienen una radical experiencia de la noche a la que no llega Novalis. A mi el fragmento me acuna, siempre me gustó el ritmo tristón, pero tranquilizador de los románticos. Sin embargo, mi experiencia de la noche poco tiene que ver con ésta. Hay dos noches para mi: aquella en la que uno se pierde con calma, como un momento de reposo, donde la luz no se apaga del todo, sino que necesitamos de la oscuridad para recomponerla, hacerla brillar más, creo que en estos coincidimos todos, somos luz y noche, y esa otra que es tan terrorifica que la luz apenas la penetra y que nos lleva casi a la locura, de esa se sale siempre siendo otro o no se sale. "Aquel cuya alma permanece orientada hacia Dios mientras está atravesada por un clavo" dice Weil, y a esto me lleva el segundo tipo de noche, que es la de los místicos, la de Celine y la de Onetti... Si alguien quiere un colocón depresivo totalmente catártico que lo lea ya!!! Además disfrutará de un escritor extraordinario. Bueno, que Novalis me parece que ni una noche ni la otra, sino una especie de deseo desenfocado de ambas, literario más que experiencial, como todos los románticos; pero eso está también muy bien!!!

Nuño dijo...

En esta noche tormentosa, muy del gusto de la estética romántica, después de haber visto la última película de Eran Riclis (Los limoneros"), me estoy dando cuenta de que la noche no sería, preciamente, como la entiende Novalis(Noche con mayúscula, muerte, paso a la "vida verdadera", reencuentro con su amada), sino más bien una venda tupida en los ojos de los poderes (israelita y palestino, en este caso)y, también, cómo no, de muchos ciudadanos de a pie, para no ver la soledad de los otros y su propia soledad: ese "no ver", es la noche a capricho de cada potestad. Así pues la noche, no sería un ciclo solar, sino un antojo personal.

He de reconocer que siempre he mostrado muy poco apego hacia los poetas románticos españoles (hago un capítulo aparte con Bécquer, si conseguimos clasificarlo dentro de aquéllos); lo mismo me sucede con los poetas anarquistas(con Brossa, como otro capítulo aparte). Sin embargo, a pesar de ello, tengo que agradecerles la ruptura estética, el yoismo, el victimismo y el eventurerismo con que supieron marcar su personalidad y la identidad de su obra.

Pero si creemos que Alemania es el hogar del Romanticismo, también sabemos que Novalis no es sólo su obra, sino su entorno: uno lejano, el quietismo contemplativo y de unión a la amada; otro presente, ese horno del idealismo alemán con el que tan en contacto estuvo. Los dos se pueden rastrear en sus himnos y en sus cánticos.

Aunque los fragmentos sean escasos, la elección nos permite palpar las marcas, la textura y el tono del romanticismo de Novalis: valle y Noche sacra, mundo y gruta, melancolía, grises ropajes, niebla y ceniza, sol, atardecer y luz,breves alegrías y vanas esperanzas. ¿Cómo sonarán en alemán porque en castellano apenas me conmueven?

Meteco, es cierto que a Claudio R. se le escapa,a veces, algún tic familiar a los románticos, pero para él la claridad es un don que viene del cielo (con minúscula), es decir, por decir algo, del destino. Por lo tanto, no todos lo tenemos, no todos somos poetas.

Curiosamente hay dos imágenes muy próximas: la de Novalis ("en otros espacios abrió la luz sus alegres tiendas"); y la de Claudio R. ( (...así la noche/cierra el gran aposento de sus sombras").

Salud para tod@s.

Fernando Broncano dijo...

Me alegra oir nuevas voces en este blog (lo de oir es metáfora). Y como siempre me ilumina. Oscuridad/luz: dos figuras que dejan de ser metáforas para componer algo de la estructura de nuestro pensamiento. Cuando aparecen, y lo hacen persistentemente en poesía, resuenan con toda la historia que se ha acumulado en ellas, que en buena parte manifiesta orígenes religiosos: hágase la luz, metafísica de la luz cisterciense, oscuridad como figura del mal, etc.
Por eso la tendencia malditista recurrente en poesía recupera la oscuridad que, como el abismo, atrae a la conciencia.
Leo últimamente mucho literatura del XVIII (no creo en la división entre la ilustración y el romanticismo,una de esas divisiones de los periodistas de la cultura: los románticos eran gente de su siglo con sus propias manías de escritura y poses en la vida). Me ayuda a ver de dónde venimos pero al mismo tiempo me distancia mucho en las formas, no puedo evitar leer esa literatura como experiencia libresca de lo real, lo que no me impide saber que fueron ellos quienes nos enseñaron a refinar la experiencia. A Novalis, reconozco que lo veo más cercano que, por ejemplo a Goethe, Holderlin o Schiller, que me resultan tan interesantes como empalagosos. Para decir algo malvado, este poema tiene cosas originales y otras interesantes: las que son interesantes no son originales, pues como les ocurre a muchos románticos vuelve al barroco en lo que tiene de melancolía y celebración del atardecer (especialmente al barroco español, que los alemanes conocían bien por su influencia en el teatro) y las que son originales, el expresionismo, no son interesantes: lo pone todo perdido de Oh! y Ah!, como si fuera una película porno. Lo que no impide que, como le ocurre a Bea, me deje acunar por la cadencia: quizá en alemán suene de otra forma.
Buena elección de Meteco en este álbum que ya es tan interesante por los poemas como por los reflejos que son nuestras lecturas. Por cierto: Onetti es imprescindible. Entre otras cosas por su antirromanticismo romántico.

"En gotas de rocío quiero hundirme y mezclarme con la ceniza": me intriga esta frase.
Bienvenido sea Novalis a este salón

meteco diletante dijo...

Tengo que estar de acuerdo con Beatriz y con Pepo en que hay dos noches, una que tendría que ver con la memoria y el pasado, una especie de relamerse con aquello que al llegar la noche se vierte en la conciencia, en el poema identificada con el paréntesis que hace Novalis: “Lejanías del recuerdo, deseos de juventud, sueños de la niñez, breves alegrías de una larga vida y vanas esperanzas se acercan en grises ropajes, como niebla del atardecer tras la puesta del sol”. Y otra noche perfectamente descrita por Beatriz, de esa se sale siendo otro o no se sale.

Rilke tiene mimbres para las dos, y desde luego trata la noche sin el refugio religioso en el que se parapeta Novalis. Todo el final de los “Himnos a la noche” se sostienen sobre las figuras de Cristo y la Virgen. Aquí recordaría las palabras de Fernando para no caer en la trampa de ver a Novalis como un romántico caído en el pozo del espíritu,; conocía a la perfección las ciencias de su época, muy en la órbita de Schiller, en pocas palabras, la imposibilidad de separar materia y alma. Luego, no es una noche del todo blanda en la que se sume rge, aunque a veces lo parezca. Sabe, de una forma u otra, que su destino corporal es su límite. El último himno, estrófico comienza con dos estrofas reveladoras:

-Descendamos al seno de la tierra,
dejemos los imperios de la luz;
el golpe y el fulgor de los dolores
son la alegre señal de la partida.
Veloces, en agosta embarcación,
A la orilla del Cielo llegaremos.

Gloria y honor a la Noche sin fin,
El Sueño eterno sea alabado.
El día, con su sol, nos calentó
una larga aflicción nos marchitó.
Dejó ya de atraernos lo lejano,
queremos ir a la casa del Padre.

Aquí se ve que una aspecto de la Noche más duro que el de los recuerdos y letanías del pasado iniciales. La Noche es el Sueño eterno del que uno ya no sale, en el que se desvanece. Ir con el padre es hacerte cenizas y mezclarte con el barro para no volver a ser jamás, no hay una imagen consoladora. Como Hegel diría siguiendo a Schiller, somos hueso y nada más.

Otro poema de Rilke recoge un punto interesante. Las cosas no pueden esperar la misma relación que tienen con el poeta cuando es luz que cuando es noche. En la noche siempre aparece el pasado y uno se gira hacia dentro, deja de mirar hacia fuera. Todo aquello que pasó desapercibido durante el día, un gesto, un ademán, una frase inadvertida…se revierte para infligir dolor u alegría. Aparecen nuestros viejos yoes olvidados como viejos fantasmas que reclaman atención, que te avisan de que ellos te hicieron…

Al sonar los relojes
cerca, como en el corazón
y al preguntarse, con voz tímida,
las cosas:
<<¿ahí estás?>>

Entonces ya no soy el que despierta al alba
la noche me regala un nombre
que ninguno de aquellos con los que hablo
de día, oiría sin hondo terror…

Todas las puertas
en mí se abren.
Y entonces sé que no se pierde nada
ni ademán ni una oración
(para eso son las cosas demasiado pesadas)
mi infancia entera sigue rodeándome siempre.

Nunca estoy solitario.
Muchos antes de mí han vivido
y lejos de mí se esforzaron,
han tejido,
han tejido
en mi ser.

Y me pongo junto a ti
a decirte quedo: "sufrís",
¿lo oyes?
Quien sabe quien está conmigo murmurándote.

Me gustaría seguir, la relación de versos que ha hecho Nuño entre el poema de Claudio Rodríguez y el de Novalis me tiene entusiasmado, la noche con sus aposentos de sombras, la luz con sus alegres tiendas, pero curiosamente, una comida familiar que tiene que ver con la noche, la de todos los santos en la que recordamos a aquellos que también nos tejieron, me reclama. Pido también disculpas por la extensión de este comentario, pero dado el día que és no está mal una jornada temática sobr la Noche.

Gracias a todos.

Beatriz dijo...

Me encanta, Fernando que presupongas que sé idiomas... El sonido arrullador del que hablaba tiene que ver con una aliteración en sssss, en castellano... en este fragmento. Coincido contigo en que hay demasiada exclamación en el romanticismo, a mi también me agobia, pero este trocito me parece un susurrosssssssss

gotamarina dijo...

Hola! Lamento que mi "vuelvo cuando pueda" al final fue demasiado tarde para participar como me gustaría, ya pasó la semana Novalis y todavía no puedo aportar nada claro, pero no quiero que todo sea silencio de mi parte. Me intriga el fragmento de Novalis en el sentido de que me gustaría saber más sobre el contexto en que fue escrito, conocer el resto de los Himnos a la Noche para poder apreciar mejor este fragmento. Me gusta su cadencia, eso que Bea llamó "ritmo tristón", y en cuanto a sus imágenes no sabría cómo interpretarlas si no leo más del poema. Me parecen muy interesantes los comentarios que han hecho, habría un montón para decir; yo de romanticismo sé casi nada, por el lado histórico poco puedo aportar. Me da la impresión de que lo que campea en la percepción de la noche tiene que ver con el subconciente: reconocernos luz y oscuridad, es decir conciencia e inconciencia, reconocer nuestro propio lado oscuro, saber de la existencia de esa noche de la que no se puede salir intacto porque llevaría a la locura (hermosa imagen del poder del inconciente), etc. Supongo que la relación que cada uno tiene con su propio inconciente matiza la relación que cada uno tiene con la imagen de la Noche, y de ahí que pueda parecer a unos subyugante y a otros insulsa. Me gusta cómo describe Meteco la experiencia mística de Novalis y su amada muerta, me hace sentir ese "quiero hundirme y mezclarme con las cenizas" como una imagen de mucha fuerza, de sentirse uno que se deshace y se entremezcla con la tierra adonde ya fue a mezclarse su amada (curiosa imagen, porque si nos "desmaterializamos" corporalmente y nos transformamos en polvo, ese polvo tiene que conservar algo de nuestro "espíritu", para que ese polvo pueda "sentir" que se funde con su amada). Es posible que sólo sea un "querer" que no va más allá, como dice Pepo, pero no estoy tan segura. Me parece que cada época tiene sus formas de expresión que en su momento son totalmente normales, no son grandilocuentes ni desproporcionadas, son las de ese tiempo, y es más tarde al leer esas formas que han caído en desuso que ya no logramos sentir empatía con el sentimiento que quiso ser expresado a través de esas formas; pero eso no quiere decir que en el momento en que esas formas fueron usadas no hayan estado al servicio de un sentimiento auténtico. No sé si logro expresarme bien, es un poco complejo para decirlo en pocas líneas.
Me gustó también el poema de Rilke que incluyó Meteco y esa idea de que a la noche se despierta otra sensibilidad misteriosa (el inconciente, otra vez) y percibimos todo, en especial a nosotros mismos, de otra manera.
Buenas noches.