Derek Walcott
The time will come
when, with elation
you will greet yourself arriving
at your own door, in your own mirror
and each will smile at the other's welcome,
and say, sit here. Eat.
You will love again the stranger who was your self.
Give wine. Give bread. Give back your heart
to itself, to the stranger who has loved you
all your life, whom you ignored
for another, who knows you by heart.
Take down the love letters from the bookshelf,
the photographs, the desperate notes,
peel your own image from the mirror.
Sit. Feast on your life.
El amor depués del amor
Derek Walcott
El tiempo vendrá
cuando, con gran alegría,
te saludarás a ti mismo llegando
a tu propia puerta, en tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Volverás a amar al extraño que tú mismo fuiste.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a sí mismo, al extraño que te ha amado
toda tu vida, a quien ignoraste
por otro, a quien te conoce de memoria.
Recoge las cartas de amor de la estantería,
las fotografías, las notas desesperadas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.
Comentario:
Bueno, no era exactamente el poema que me apetecía para esta época estival, pero ha llegado a mí y se ha quedado para hacerme compañía. Me gusta porque es optimista y tiene que ver con algo que llamaría el momento adecuado que ha de llegar.
Lamento no disponer de una traducción adecuada. No he encontrado ninguna que me guste del todo, y ésta es tal vez un atrevimiento por mi parte. Por ejemplo, la palabra júbilo (por “elation”) podría acercarse más a la tonalidad del original en inglés, en el que parece celebrarse el momento propicio de la gracia. (En inglés hay una hermosa lectura; este es el link: http://www.youtube.com/watch?v=6V8ltOfLJkM). No sé comentar este poema como se merece y me apena, porque sí alcanzo a ver su sencilla grandeza. Seguro que vosotr@s llegáis mucho más allá con vuestros comentarios y disfrutaré de nuevo con ellos. Saludos.
4 comentarios:
Reconozco que cualquier lugar resulta idóneo para celebrar la vida. Pero hay algunos que ya son por sí mismos una tentación para ello y Cap de Creus esconde, en sus espejos, en sus crestas acantiladas, en sus aguas de un azul insondable, no sólo la tentación sino la celebración de la vida, del júbilo, de reencuentro con uno mismo "después" del encuentro. Este juego especular de "el amor después del amor" sigue siendo amor, una presencia que no se desprende del "antes" porque se reencuentra en el "después", algo que el espejo que es uno mismo te devuelve con la fidelidad de su azogue. La puerta que uno abre, su propia puerta, siempre esconde una promesa de encuentro, de conocimiento, de "hospitalidad".
Me quedo, Carmen, con tu traducción, más sensible que la que nos ofrece V. Araguas en "A media voz" y me alegra la "grandeza" del poema que se corresponde con la "épica" de su "Omeros".
Salud para tod@s.
Para empezar, me gusta muchísimo este poema. Después, me doy cuenta una vez más de hasta qué punto mis lecturas están condicionadas por el momento en que estoy, siento que si hubiera leido el poema semanas atrás probablemente lo habría leido diferente, y qué sé yo entonces cómo lo leeré de acá a medio año.
Ahora resuena como algo que se me ocurrió hace unas semanas y que un poco en chiste llamé "el autoamor", haciendo una broma con el género de la "autoayuda", que no cuenta con mi devoción. Vendría a ser la posibilidad de vivir como si alguien me amara sin que exista ninguna persona real a mi lado que me manifieste amor, sino por poder recordar, sentir, las mismas cosas buenas que siento de mí misma cuando alguien está enamorado de mí (pensando en esto fue que coincidí con Meteco en cuanto a que el amor correspondido es narcisismo). El poema resuena mucho con mi vida, así: después de tanto penar por amores más o menos correspondidos, llega un momento (que creo que es de madurez) en que nos reencontramos con nosotros mismos y nos descubrimos una buena compañía. Me gusta lo del extraño que siempre te estuvo amando, porque es cierto que siempre somos en alguna medida extraños para nosotros mismos, y es cierto que siempre una parte de nosotros mismos nos estuvo amando, aunque no la escucháramos antes por buscar el amor en otros.
Con todo respeto por la elección de Carmen, la lectura que propusiste es una forma de leer poesía que me hace sentir que sacraliza demasiado los poemas, yo preferiría una lectura más llana. Encontré esta otra donde una joven negra (como Walcott) habla un rato de sí, supongo (no entiendo lo que dice) y después lee el poema de Walcott con tanto entusiasmo y sencillez que me dio ganas de compartirla. Besos!
http://www.youtube.com/watch?v=kYnNX0_4mLA
Me resulta difícil comentar el poema tan a distancia física y mental, aunque me produce gran cercanía, he estado medio verano trabajando en un artículo "the other within" y es como si el poema le pusiese música.
Puede que Carmen le de una lectura distinta, por circunstancias, que lo hace aún más bello y que con/sin su permiso me atrevo a conjeturar: el cuerpo embarazado ante el espejo,
pero en cierto modo es la experiencia universal de llevar otro dentro con quien desearíamos compartir y no disputar la vida.
Ayer comenzó el ramadan, canta ahora el almuecín la llamada a la oración, y advierto una tercera lectura: el otro cultural que ya ha permeado la piel y a quien recibimos como parte de una identidad múltiple.
Siento no haber comentado a Marina, estuve sin acceso a la red.
1.Lo primero que me gustó del poema fue su ritmo (partido casi en cada verso, como un ligero trote) y la cotidianeidad y sencillez de las imágenes a las que alude (a mi puerta, en el espejo, sentarse, comer, darle vino, darle pan, repasar los recuerdos con las cartas, las fotografías, las notas
desesperadas). Todo ello, para expresar una experiencia de
dualidad cuyo reconocimiento es ya un paso hacia una
integración que, mientras estemos vivos, nunca acaba de completarse.
2.La relación con el extraño incluye el saludo y la sonrisa, el pan y el vino que uno le ofrece.Uno reconoce al extraño como parte de uno mismo; como un otro que le amaba y conocía, a pesar de ser ignorado. El reconocimiento de ese
otro que es uno, permite celebrar la vida. Esta última observación, la última frase del último verso, es la que, a mi entender, determina el contenido conceptual del resto: el disfrute de la vida se ve amenazado por una forma de desconocimiento de uno mismo, que incluye el hecho mismo de que uno desconoce. Ese desconocimiento es el resultado de aplastar (¿por qué la aplastamos? Esa es una cuestión a la que el poema no responde) una voz que quiere ser y, de algún modo, no puede dejar de ser, por lo que espera agazapada a ser reconocida, a que le den el pan y el vino que por ser voz merece. Si ese pan no llega, si el amor por la vida no puede expresarse, la vida no puede ser una fiesta; uno se torna un extraño de sí mismo.Uno de los aspectos que más me gusta del poema es que no está claro quién sea el extraño: si la voz que permaneció oculta o quien siempre creyó saber quién era.
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