miércoles, 27 de agosto de 2008

María Rosal – Propuesta de Gonzalo

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Qué sutil paradoja desearte y tenerte. Qué fiesta de
-----los signos el ángel y su espada.

Acércate que tengo morado un corazón para tu boca y
-----ofréceme el bocado salobre de tu carne, ese himno que
-----crece detrás de las vasijas tal vez porque la edad no ha
-----transcurrido en vano.

Ahora somos más sabios porque estamos sedientos y sabemos
-----subirnos al lomo de la fiebre. Y sabemos abrir la seda
-----de la noche con el alfanje bruñido de la despedida.”

---------------------------------María Rosal, Tregua (2001)

COMENTARIO

Hola a todos. Disculpad mi silencio hasta ahora, en cuanto comience el curso tendré más fácil el acceso a la red y me enredaré más con vosotros. He querido estrenarme con un libro que tengo releidísimo y del cual prefería otros poemas. Pero me fascina leer un breve poema que hace tiempo no me dijo mucho y que, andando la vida, cuando algo ha cambiado en uno mismo, pueda llegar a decirme tantas cosas. Por eso hoy no me interesa María Rosal (de la que poco sé) ni su libro, sino esa experiencia lectora en la que nuestras andanzas y quebrantos determinan la lectura de unas breves líneas. Sólo os diré que, veinte años después, disfruto una correspondida pasión por la que fue mi primera novia. ¿Puedo decir que este poema es mío? Hace veinte años leía mucho a Rilke, el de los ángeles terribles. Y he necesitado releer estos sencillos versos para saber que la edad no ha transcurrido en vano. Los versos son los mismos pero nosotros ahora somos más sabios. ¿Puedo decir que este poema es mío?

Por otra parte no os hablo de uno de mis libros preferidos, pero agradezco a Tregua la sencillez salmódica con que esparce las vísceras por la mesa, el enfrentamiento a la ruina del amor y la perduración del deseo, todo ello, percibo, escribiéndolo sin red y con una cadencia hipnotizante y poco artificiosa.

Es un placer leeros cada semana desde mi páramo alicantino. En septiembre seguiré sonando.
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9 comentarios:

Beatriz dijo...

Os pido disculpas por no haber participado en el poema anterior, qué una vez me salió en un examen!!! No lo hice por ningún tipo de trauma, no. Sólo que por decisión firme estoy intentando conectarme muy poquito al mail y descansar de él y aunque lo leí desde un ciber no tenía condiciones para contestar (con nanos de 12 matando marcianos alrededor, me parecía qe Nicanor Parra no se lo merecía) Aprovecho una conexión inaplazable para contestar a los doctorandos histéricos en estas fechas y me doy el gustazo a cambio de volver al blog...
La lectura del poema, que no conocía, ni nada sé de su autora, me ha resultado lejana en los afectos, aunque muy interesante desde el punto de vista técnico. Después, cuando he leído el comentario, que me ha encantado, he entendido por qué... Yo me siento todavía en una etapa de descubrimiento, incluso los amores que experimento desde hace muchos años parecen brillar cada día con colores distintos, empiezo a sentir sólo muy de tanto en tanto, cierta "madurez" de pensamiento, de trato con los otros... Imagino que estoy en la posición en que Gonzalo lo leyo por vez primera!!!!. Por lo demás creo que es un poema de palabra contundente y eso siempre me fascina.
Me vuelvo a ausentar hasta el Lunes, entonces leeré todo lo que hayáis escrito, qué espero que sea mucho y bueno, como siempre!!!

gotamarina dijo...

Bienvenido Gonzalo! Me reintegro despues de mi viaje, aunque todavia no tengo a mi disposición todo el tiempo que necesito para releer los poemas anteriores y ver si puedo aportar algo. Me metí un segundo en Pan de humo y lei a los apurones estos poemas y el comentario de Gonzalo y el de Bea. Más que comentar ahora los poemas lo que más me interesó fue la coincidencia con Gonzalo, su comentario tiene que ver exactamente con lo que estoy viviendo ahora, algo que para mí misma titulé con el nombre de "el topos as time goes by", y sobre el que estoy diciendo lo mejor que puedo en mi blog: el reencuentro con personas importantes para nosotros veinte años después, la constatación de cómo sentimos la vida a los veinte, a los treinta, a los cuarenta, etc. Me provocó la misma sensación de cuando abrimos un libro al azar y leemos algo que parece estar diciendo exactamente lo que estamos viviendo en ese momento, una especie de armonía universal, de concordancia, que siempre está buena. Saludos a todos!

Josep E. Corbí dijo...

Me siento tan cerca de lo que dice el poema que hasta me da vergüenza confesarlo. Es cierto que hace un tiempo no lo habría entendido, pero ahora no puedo dejar de reconocer en los últimos tres versos una manera de estar en el deseo (y, en general, en cualquier relación vulnerable con los otros y todas los son, incluso las que parecen indestructibles, pues esa apariencia no es más que una expresión de nuestro miedo a que sea destruida) que es la única que tiene algo que ver con estar vivo.

En cualquier caso, se trata de un estado inestable. Es tan fácil que la conciencia de la despedida te desgaje de la seda de la noche! Y es tan sordo que la seda de la noche pierda la conciencia de la despedida!

Y, por otro lado, cuando pienso que antaño era sordo en un sentido más grave que el que acabo de apuntar, pues llegaba a confundir la seda de la noche con las sábanas de la cama de matrimonio, hace que no me acabe de reencontrar con mi pasado, que lo sienta como tiempo perdido o casi inexistente. Y después me consuelo pensando que este reencuentro inacabado con lo que fui es una manifestación más de ese enredarse de la experiencia con su conciencia en el que ahora aspiro a cabalgar.

Fernando Broncano dijo...

Hola a todos, desde estos días en que la luz de agosto se hace sutil por las tardes y se crea en la estepa un sueño de otoño. Aunque no lo creáis, la seca estepa castellana a finales de agosto, cuando los campos huelen a cosecha puede crear una experiencia memorable. Esta introducción viene a cuento de este poema otoñal, que tiene mucho que ver con el carpe diem como forma de aprendizaje: aprender a disfrutar una vez que sabemos de la vulnerabilidad de todo, especialmente del amor, y de la exigencia de la seducción. Me alegra coincidir con los comentarios anteriores en esa experiencia de vivir la fragilidad como atención a lo importante. Por lo demás, puesto que la lección ya la teníamos (espero) aprendida (nunca ejercida completamente), lo que más aprecio del poema es el encadenamiento de imágenes sin cesura, y la brillantez de algunas, como "tengo un corazón morado para tu boca" y "subirnos al lomo de la fiebre", dos bellas metáforas del deseo y del placer.
Y sí, me parece un canto al amor maduro que nos cura de complejos (a los que vivimos en las tardes de agosto). Salud

Josep E. Corbí dijo...

Fernando, una delicia tu comentario. Comparto contigo también el goce por los encadenamientos y alguna de las imágenes: entre otras, las que mencionas. Y, aunque no lo creas, mi alma es de secano y está prendida de las luces sutiles de las que hablas.

meteco diletante dijo...

¡Ah, cumbres apasionadas que habitáis esta página! Casi hacéis que la esperanza vuelva a salir de la caja de Pandora, incluso creo haberla visto corriendo hacia mí, sólo que con una patadita la volví a meter de donde no debió salir nunca: “Ya he tenido mi hora en el mundo y eso basta”, conjuro que aprendí de Liza (Los demonios, Dostoievski) para estas intermitencias del corazón que surgen cuando se lee a gente tan dichosa. Durante un tiempo, antes de Liza, me sustentaba Chateaubriand cuando me decía: “Las ruinas también tienen sus flores”, era una imagen poderosa, pero siempre incumplida. Tales líneas de altura no las alcanzo desde hace tiempo, y quizá sea ese el motivo por el que no me conmueve el poema y no surjan imágenes al paso de los ojos por la letra. Sólo el primer verso, por haber encallado en él una y mil veces me mueve el ánimo, ¡qué pronto se deshacía todo cuando poseía lo tanto tiempo anhelado! Tener y desear, ¡qué imposibilidad! Este poema será el criterio para determinar cuando mi conformismo emocional se da término, para saber cuando estaré dispuesto ha dejarme abatir de nuevo desde la cima de un monte: si me siento como vosotros abriré una botella de champán.

Saludos.

meteco diletante dijo...

De todas formas, el poema vuelve reclamar la atención una vez se ha esfumado el entusiasmo recogido de vuestros comentarios. Hay textos que son así de amables, y lo que no dan de un golpe lo entregan poco a poco en los momentos de ocio. Los dos último versos, que en una primera lectura me parecieron un poco rebuscados y algo cursis, los encuentro ahora muy sagaces, creo que reflejan la sabiduría que dice haber alcanzado la poetisa, capaz de mantener la tensión de un momento dividido. Hacer de la conciencia de la seda y el alfanje, de esa coincidencia de contrarios, una elemento de goce es bello. Al menos, todo parece sugerir que esa madurez alcanzada logra una experiencia más completa, siendo capaz de integrar momentos antes evitados, el alfanje, parece ahora tan necesario como la seda.

Josep E. Corbí dijo...

Pues eso es lo que yo siento, mi querido Meteco. Solo que no deja de importunar que el alfanje penda sobre la seda. Claro que si no pendiese, la seda perdería su brillo y su suavidad.

Nuño dijo...

Acabo de volver de buscar endrinas por los contornos familiares de Fernando y ni he encontrado endrinas ni tampoco habitante alguno en estos jardines maravillosos: quiero dar as� la bienvenida a Gonzalo habitante de ese "p�ramo alicantino" y las gracias por esta primicia. Desconoc�a a M.R.y lo lamento porque si Gonzalo ha prescincido de lo mejor de la poeta quiere decir que es mucho lo que me he perdido: espero remediarlo. En cuanto a la intenci�n de "apropiaci�n" del poema en s� como interrogante, no puedo decir que s� puesto que tu mismo has "renunciado" a M.R. y, adem�s y sobre todo, en la "apropiaci�n" juega muy poco la edad. En cuanto al poema es como un menbrillo en el �rbol, luce cada vez m�s; as� el poema desde que lo le� el martes pasado hasta hoy que "la red rural" me permite participar: cuanto m�s lo leo, menos es m�o y m�s de todos, quiero decir que poesee tantas "especias" que impide que un s�lo gusto reclame su propiedad. Para no alargarme (todos los comentarios coinciden en realidad en lo mismo), un �ltimo ruego: cada uno intente escribir el poema de M.R. en versos de seis s�labas (alguno de nueve). Me alegra, por qu� no confesarlo, haber le�do un poema de esta talla: una alegria accidental que como todo lo accidental bueno anima a seguir viviendo. Salud para tod@s.